¿Cual es tu historia?

¿Cual es tu historia?

Habitualmente, en una primera visita, los pacientes lleguen con una alta preocupación por saber qué es lo que se les pasa. No es una novedad que, a pesar de que la psicología cada día está más presente en nuestra educación, se ha avanzado muy poco en el trabajo de autoconocimiento y educación emocional. ¿Y esto qué implica? Implica incertidumbre y desconocimiento sobre el funcionamiento humano, lo que genera malentendidos y sufrimiento. Si no sé qué es lo que me pasa, porque nunca se me ha explicado cómo funciona la mente humana o mis emociones, ni tampoco se me han dado herramientas para gestionarlo, ¿que se supone que tengo que hacer cuando siento malestar? Si además le sumamos la estigmatización de la salud mental, que nos acaba llevando a no solucionar nuestros problemas psicológicos hasta que estamos al límite, llevamos la salud de nuestra sociedad al abismo.

Es por este motivo, que nos hemos propuesto ayudaros a entender cual ha sido vuestra historia personal y como vuestras vivencias os han llevado a sentiros y a sufrir de una manera concreta. También os propondremos ejercicios que os ayuden a identificar vuestros traumas, y a resolver el malestar que hoy en día todavía os generen.

Algunas nociones básicas sobre el aprendizaje humano

· Primeros años de vida: desarrollo y vínculo

Desde el momento de nuestro nacimiento (y mucho antes desde el útero de la madre), los humanos captamos infinidad de estímulos que almacenamos como información importante que nos ayudará a entender y movernos por el mundo.

El dicho de «los niños son como esponjas» tiene un gran sentido, puesto que los primeros años de vida serán de vital importancia en el desarrollo de nuestra salud mental. Si pensamos, por ejemplo, en los 3 primeros años de vida, los niños y niñas aprenden a andar, a hablar, interactuar con su entorno y gestión emocional, lo que implica que en solo tres años, el cerebro recoge y recuerda información vital para nuestro desarrollo. Por lo tanto, ¿hay alguien que todavía duda de que la información que aprendemos en esta etapa tendrá una gran influencia por siempre jamás más en nuestras vidas? Podríamos decir que los primeros años de vida son los cimientos de nuestra personalidad, y supondrán un papel principal.

A la par de nuestro desarrollo individual tiene lugar nuestro desarrollo social. Os introducimos el concepto del vínculo. ¿Y qué es el vínculo? El vínculo se define como la relación afectiva que establecemos con nuestros cuidadores durante la infancia, habitualmente padres y madres. Un vínculo sano se define como aquella relación que se basa en el equilibrio entre la protección, seguridad y regulación que nos pueden ofrecer los cuidadores, y la oportunidad de explorar nuestro entorno sin grandes restricciones. Es decir, un vínculo sano supone la posibilidad que nuestros cuidadores nos dejen interaccionar con el entorno (tocar cosas, probar cosas nuevas, alejarnos, observar, etc.) pero con la seguridad que si nos pasa algo y nos asustamos, ellos estarán para consolarnos y facilitarnos un entorno seguro. Es complicado mantener un vínculo sano constantemente, porque a menudo como cuidadores tendemos a la sobreprotección o a la laxitud, lo que puede generar lo que se denomina un vínculo ansioso o evitativo. El peor de los casos es el que se llama vínculo desorganizado que implica una negligencia en el cuidado de los niños (abandono, maltrato). Para entender mejor el vínculo, os recomendamos leer el siguiente artículo que habla en detalle de la importancia del primer vínculo.

· Recuerdos y supervivencia

Estamos programados para sobrevivir. Todo nuestro sistema, físico y psicológico, se esfuerza para mantenernos con vida. Nuestro cerebro categoriza y almacena, como sí de una base de datos se tratara, la información extraída de nuestras vivencias según nivel de importancia para nuestra supervivencia, y es por este motivo que prioriza las vivencias negativas frente a las vivencias positivas. Una vivencia negativa implica un riesgo para la supervivencia; una mala caída en un lugar concreto, perder el trabajo y no tener dinero para pagar las cosas, quedarnos solos y no socializar. Esta prioridad por situaciones negativas, implica una hipersensibilidad a todo aquello relacionado con aquella experiencia (lugar, hora, personas implicadas, detonantes, consecuencias posteriores, etc.), lo que supone que durante años podamos ver nuestra conducta influenciada por aquella vivencia y sin ser del todo conscientes. Por ejemplo, pensad en un lugar donde os hicieráis daño, ¿os habéis dado cuenta que muchas veces al pasar por aquel lugar os viene el recuerdo a la cabeza, o la emoción que sentisteis en aquel momento? Instantes antes no lo estabáis pensando, ni habéis hecho nada para detonarlo, pero vuestro cerebro os pone alerta y os recuerda que aquella situación, un día, os puso en peligro.

Ejercicios para descubrir vuestro propio aprendizaje

Os proponemos varios ejercicios que os ayudarán a conocer mejor cuál es vuestra historia.

· Dibujad vuestra línea de la vida: Primero, coged una hoja, posicionadla en horizontal y dibujad una flecha que vaya de punta a punta. Al extremo izquierdo (donde empieza la flecha) posad un cero y será el inicio de vuestra vida. A partir de aquí vayáis anotando las situaciones que os proponemos a continuación de forma cronológica (de más antiguo además reciente).
· Cómo fue vuestro vínculo (primeros años de vida): Diríais que vuestro vínculo fue sano, a pesar de que en ciertos momentos vuestros cuidadores pudieran ser sobreprotectores o aunque en momentos sintierais que no os protegían suficiente. ¿Diríais que tuvisteis un vínculo sobreprotector? ¿O por el contrario sentís que vuestro vínculo fue evitador puesto que vuestros cuidadores trabajaban mucho, pasaban muchas horas fuera o tenían una manera de hacer fría y poco cariñosa? ¿O recordáis vivencias de abuso, maltrato y abandono por parte de vuestros cuidadores?
· Momentos vitales importantes: pensad en 4 o 5 momentos de vuestra vida que os han marcado de forma negativa. Recuerdos que fácilmente os vienen a la cabeza cuando pensáis en las peores experiencias de vuestra vida. Pueden ser desde situaciones más críticas, como accidentes, dolencias, pérdidas, abusos o catástrofes; o vivencias que os han marcado a pesar de no ser tan críticas, como por ejemplo, rupturas, perder el trabajo, discusiones o decepciones con personas próximas, dificultades económicas, etc.

Añadid a cada situación, qué emoción predomina actualmente cuando lo recordáis y qué creencia os viene al pensar en aquella vivencia. Por ejemplo, si hace años sufrí un accidente, la emoción que actualmente aparece cuando pienso en ello es el miedo y la creencia que me provoca es «pude morir y esto me hace pensar en la fragilidad de mi vida».

· Una vez anotado todo a vuestra línea de la vida, estudiadla un rato con atención. Conectad con las distintas vivencias, como si mirarais una película. Finalmente, pensad en si actualmente, alguna de estas situaciones os siguen afectando. Por ejemplo, tenéis muchos miedos y a menudo os viene a la mente aquello que os decían vuestros padres («vigila con esto que te puedes hacer daño»,»no hagas aquello»), o conducís despacio y os invade la angustia cuando pasáis por la zona donde tuvisteis aquel accidente de tráfico, o pensáis que no sois lo suficientemente buenos en el trabajo y os resuena la idea «nunca llegarás en ninguna parte» y resulta que os lo dijo alguien importante para vosotros años atrás. Bienvenidos a vuestra historia personal.

· Aceptar que lo que vuestra historia explica os ha hecho quién sois hoy, en lo bueno y en lo malo. Nadie se vuelve loco, sino que cada uno de vuestros actos o sentimientos, tiene una razón de ser.

Llegado este punto, tenéis que valorar el nivel de interferencia y malestar que esto sigue teniendo en vuestras vidas. Minimizarlo no os ayudará a superarlo, sino que es cómo aquello que dicen «de barrer bajo la alfombra». Tarde o temprano, saldrá. ¿Quizás ha llegado el momento de ponerse en manos de un profesional que os ayude a curar la herida de una vez por todas?

Esperamos que la información que hemos compartido con vosotros y los ejercicios propuestos os ayuden a entender mejor vuestra historia, y si creéis que hay cosas a trabajar, en PsicoSalut Manresa estaremos encantados de daros una atención personalizada para guiaros en este proceso.

Marta Farré

Num. Col·legiat 23.251

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