A raíz del feminicidio vivido en Manresa la semana pasada, queríamos informar sobre las graves consecuencias a nivel psicológico que sufren los y las familiares y personas cercanas de las víctimas de violencia o abuso, y violencia de género como en este caso. Así como facilitar pautas e información específica sobre los tipos de técnicas o abordajes más adecuados en estos casos.

Vivencia traumática: definición y síntomas

La violencia de género implica un riesgo contra la vida de las personas que la sufren. Una agresión física puede suponer un atentado grave contra la integridad de la persona o, incluso, la muerte. En estos casos, los y las psicólogas nos encontramos en uno de los peores escenarios; una vivencia traumática grave, ya que la supervivencia de la persona está en riesgo, lo que deriva en una situación de estrés post-traumático. 

En cuanto a los y las niños y jóvenes, el hecho de experimentar violencia intrafamiliar, los y las expone a una situación de desamparo en el que hay un riesgo grave a su integridad física y psíquica, lo que inevitablemente supone un agravante de la vivencia o acontecimiento traumático.

Estos acontecimientos traumáticos se pueden reexperimentar de diversas maneras como a través de recuerdos intrusivos, pesadillas, estados disociativos, ansiedad, mucho malestar psicológico… Las personas que han sufrido una vivencia traumática pueden hacer muchos esfuerzos por evitar hablar del tema, o evitar actividades, lugares y objetos relacionados con el acontecimiento traumático que pueden despertar pensamientos, recuerdos y emociones.

En el caso de los y las menores, pueden experimentar especialmente pesadillas, ansiedad, somatizaciones como dolor de barriga o de cabeza, juegos que representan acontecimientos relacionados con el trauma, expresiones de rabia, mucho miedo o culpa, así como también pueden mostrarse hipervigilantes, exaltarse fácilmente, y presentar dificultades en el sueño o problemas para prestar atención y concentrarse.

Abordaje terapéutico

El abordaje terapéutico en estos casos implica en una fase inicial, un fuerte acompañamiento de las víctimas para construir un vínculo y un espacio de seguridad y confidencialidad en el que poder expresar miedos e inseguridades normales en casos de violencia o abuso.

En el caso de que esté presente la pérdida, será muy importante empezar trabajando el duelo de la persona asesinada. Explicar a los familiares el proceso natural frente a una pérdida (podéis leer más información sobre cómo afrontar una pérdida y su proceso de duelo en el siguiente artículo de nuestro blog: (https://psicosalutmanresa.com/es/perdida-duelo-es/ ). 

También será fundamental psicoeducar a los usuarios y usuarias sobre las dinámicas familiares que se construyen en casos de violencia intrafamiliar, los roles y personalidades de los miembros de la unidad familiar para descubrir comportamientos dominantes y conductas de maltrato que en ocasiones se pueden normalizar.

Será crucial en el proceso, fomentar una sana expresión emocional, normalizando sentimientos de culpa, vergüenza y miedo, que frecuentemente aparecen en las víctimas de violencia, sintiendo que ellos o ellas pueden ser los y las causantes de la situación vivida. Paralelamente se trabaja su educación emocional, siendo vital fomentar una autoestima sana, a través de un proceso de autoconocimiento y empoderamiento personal.

Para, finalmente, dotarlos y dotarlas de estrategias de afrontamiento para sentir que disponen de los recursos necesarios para gestionar satisfactoriamente situaciones de posible maltrato en un futuro.

EMDR: terapia específica para vivencias traumáticas

Des de PsicoSalut Manresa, todos y todas las terapeutas disponemos de la formación en un abordaje específico para el trauma llamado EMDR (podeis leer más información sobre qué consiste este tipo de terápia en el siguiente enlace a nuestra web: https://psicosalutmanresa.com/es/tarifas/terapia-emdr/ ).

En términos generales, el EMDR facilita abordar la intensa sintomatología asociada a la vivencia traumática así como las fuertes creencias negativas, mediante la activación del sistema de procesamiento innato de nuestro cerebro. En muy pocas sesiones, conseguimos resolver el trauma eliminando el malestar y facilitando asimilar de forma sana las creencias derivadas de la situación vivida.

Este abordaje es aplicable a menores con ciertas adaptaciones y teniendo en cuenta otras terapias y abordajes de la psicología clínica infantil y juvenil.

Esperamos que la información que hemos compartido con vosotros y vosotras os ayude a entender mejor las situaciones de violencia y si creeis que estais viviendo una situación de este tipo, no dudeis en llamar a los teléfonos de asistencia (016 teléfono de atención a las víctimas de violencia de género), así como contactarnos si buscáis ayuda para superar las dificultades a nivel psicológico, ya que desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados y encantadas de poderos acompañar.

Tania Saez  y Marta Farré

Num. Colegiadas 25.631 | 23.251

Habitualmente, en una primera visita, los pacientes lleguen con una alta preocupación por saber qué es lo que se les pasa. No es una novedad que, a pesar de que la psicología cada día está más presente en nuestra educación, se ha avanzado muy poco en el trabajo de autoconocimiento y educación emocional. ¿Y esto qué implica? Implica incertidumbre y desconocimiento sobre el funcionamiento humano, lo que genera malentendidos y sufrimiento. Si no sé qué es lo que me pasa, porque nunca se me ha explicado cómo funciona la mente humana o mis emociones, ni tampoco se me han dado herramientas para gestionarlo, ¿que se supone que tengo que hacer cuando siento malestar? Si además le sumamos la estigmatización de la salud mental, que nos acaba llevando a no solucionar nuestros problemas psicológicos hasta que estamos al límite, llevamos la salud de nuestra sociedad al abismo.

Es por este motivo, que nos hemos propuesto ayudaros a entender cual ha sido vuestra historia personal y como vuestras vivencias os han llevado a sentiros y a sufrir de una manera concreta. También os propondremos ejercicios que os ayuden a identificar vuestros traumas, y a resolver el malestar que hoy en día todavía os generen.

Algunas nociones básicas sobre el aprendizaje humano

· Primeros años de vida: desarrollo y vínculo

Desde el momento de nuestro nacimiento (y mucho antes desde el útero de la madre), los humanos captamos infinidad de estímulos que almacenamos como información importante que nos ayudará a entender y movernos por el mundo.

El dicho de «los niños son como esponjas» tiene un gran sentido, puesto que los primeros años de vida serán de vital importancia en el desarrollo de nuestra salud mental. Si pensamos, por ejemplo, en los 3 primeros años de vida, los niños y niñas aprenden a andar, a hablar, interactuar con su entorno y gestión emocional, lo que implica que en solo tres años, el cerebro recoge y recuerda información vital para nuestro desarrollo. Por lo tanto, ¿hay alguien que todavía duda de que la información que aprendemos en esta etapa tendrá una gran influencia por siempre jamás más en nuestras vidas? Podríamos decir que los primeros años de vida son los cimientos de nuestra personalidad, y supondrán un papel principal.

A la par de nuestro desarrollo individual tiene lugar nuestro desarrollo social. Os introducimos el concepto del vínculo. ¿Y qué es el vínculo? El vínculo se define como la relación afectiva que establecemos con nuestros cuidadores durante la infancia, habitualmente padres y madres. Un vínculo sano se define como aquella relación que se basa en el equilibrio entre la protección, seguridad y regulación que nos pueden ofrecer los cuidadores, y la oportunidad de explorar nuestro entorno sin grandes restricciones. Es decir, un vínculo sano supone la posibilidad que nuestros cuidadores nos dejen interaccionar con el entorno (tocar cosas, probar cosas nuevas, alejarnos, observar, etc.) pero con la seguridad que si nos pasa algo y nos asustamos, ellos estarán para consolarnos y facilitarnos un entorno seguro. Es complicado mantener un vínculo sano constantemente, porque a menudo como cuidadores tendemos a la sobreprotección o a la laxitud, lo que puede generar lo que se denomina un vínculo ansioso o evitativo. El peor de los casos es el que se llama vínculo desorganizado que implica una negligencia en el cuidado de los niños (abandono, maltrato). Para entender mejor el vínculo, os recomendamos leer el siguiente artículo que habla en detalle de la importancia del primer vínculo.

· Recuerdos y supervivencia

Estamos programados para sobrevivir. Todo nuestro sistema, físico y psicológico, se esfuerza para mantenernos con vida. Nuestro cerebro categoriza y almacena, como sí de una base de datos se tratara, la información extraída de nuestras vivencias según nivel de importancia para nuestra supervivencia, y es por este motivo que prioriza las vivencias negativas frente a las vivencias positivas. Una vivencia negativa implica un riesgo para la supervivencia; una mala caída en un lugar concreto, perder el trabajo y no tener dinero para pagar las cosas, quedarnos solos y no socializar. Esta prioridad por situaciones negativas, implica una hipersensibilidad a todo aquello relacionado con aquella experiencia (lugar, hora, personas implicadas, detonantes, consecuencias posteriores, etc.), lo que supone que durante años podamos ver nuestra conducta influenciada por aquella vivencia y sin ser del todo conscientes. Por ejemplo, pensad en un lugar donde os hicieráis daño, ¿os habéis dado cuenta que muchas veces al pasar por aquel lugar os viene el recuerdo a la cabeza, o la emoción que sentisteis en aquel momento? Instantes antes no lo estabáis pensando, ni habéis hecho nada para detonarlo, pero vuestro cerebro os pone alerta y os recuerda que aquella situación, un día, os puso en peligro.

Ejercicios para descubrir vuestro propio aprendizaje

Os proponemos varios ejercicios que os ayudarán a conocer mejor cuál es vuestra historia.

· Dibujad vuestra línea de la vida: Primero, coged una hoja, posicionadla en horizontal y dibujad una flecha que vaya de punta a punta. Al extremo izquierdo (donde empieza la flecha) posad un cero y será el inicio de vuestra vida. A partir de aquí vayáis anotando las situaciones que os proponemos a continuación de forma cronológica (de más antiguo además reciente).
· Cómo fue vuestro vínculo (primeros años de vida): Diríais que vuestro vínculo fue sano, a pesar de que en ciertos momentos vuestros cuidadores pudieran ser sobreprotectores o aunque en momentos sintierais que no os protegían suficiente. ¿Diríais que tuvisteis un vínculo sobreprotector? ¿O por el contrario sentís que vuestro vínculo fue evitador puesto que vuestros cuidadores trabajaban mucho, pasaban muchas horas fuera o tenían una manera de hacer fría y poco cariñosa? ¿O recordáis vivencias de abuso, maltrato y abandono por parte de vuestros cuidadores?
· Momentos vitales importantes: pensad en 4 o 5 momentos de vuestra vida que os han marcado de forma negativa. Recuerdos que fácilmente os vienen a la cabeza cuando pensáis en las peores experiencias de vuestra vida. Pueden ser desde situaciones más críticas, como accidentes, dolencias, pérdidas, abusos o catástrofes; o vivencias que os han marcado a pesar de no ser tan críticas, como por ejemplo, rupturas, perder el trabajo, discusiones o decepciones con personas próximas, dificultades económicas, etc.

Añadid a cada situación, qué emoción predomina actualmente cuando lo recordáis y qué creencia os viene al pensar en aquella vivencia. Por ejemplo, si hace años sufrí un accidente, la emoción que actualmente aparece cuando pienso en ello es el miedo y la creencia que me provoca es «pude morir y esto me hace pensar en la fragilidad de mi vida».

· Una vez anotado todo a vuestra línea de la vida, estudiadla un rato con atención. Conectad con las distintas vivencias, como si mirarais una película. Finalmente, pensad en si actualmente, alguna de estas situaciones os siguen afectando. Por ejemplo, tenéis muchos miedos y a menudo os viene a la mente aquello que os decían vuestros padres («vigila con esto que te puedes hacer daño»,»no hagas aquello»), o conducís despacio y os invade la angustia cuando pasáis por la zona donde tuvisteis aquel accidente de tráfico, o pensáis que no sois lo suficientemente buenos en el trabajo y os resuena la idea «nunca llegarás en ninguna parte» y resulta que os lo dijo alguien importante para vosotros años atrás. Bienvenidos a vuestra historia personal.

· Aceptar que lo que vuestra historia explica os ha hecho quién sois hoy, en lo bueno y en lo malo. Nadie se vuelve loco, sino que cada uno de vuestros actos o sentimientos, tiene una razón de ser.

Llegado este punto, tenéis que valorar el nivel de interferencia y malestar que esto sigue teniendo en vuestras vidas. Minimizarlo no os ayudará a superarlo, sino que es cómo aquello que dicen «de barrer bajo la alfombra». Tarde o temprano, saldrá. ¿Quizás ha llegado el momento de ponerse en manos de un profesional que os ayude a curar la herida de una vez por todas?

Esperamos que la información que hemos compartido con vosotros y los ejercicios propuestos os ayuden a entender mejor vuestra historia, y si creéis que hay cosas a trabajar, en PsicoSalut Manresa estaremos encantados de daros una atención personalizada para guiaros en este proceso.

Marta Farré

Num. Col·legiat 23.251

La situación que estamos viviendo durante las últimas semanas no está siendo para nada fácil. Se nos ha pedido responsabilidad y en general lo estamos haciendo todo lo bien que podemos, siguiendo las indicaciones del estado y quedándonos a casa. Des de PsicoSalut Manresa queremos darte ánimos y reconocer el esfuerzo que estás haciendo. El confinamiento ha hecho salir a la superficie una serie de emociones en muchos de nosotros: confusión, miedo, tristeza, rabia, frustración, preocupación… No te tienes que sentir mal por el hecho de estar experimentándolas, tienen sentido.

La parte positiva de todo esto, es que las circunstancias nos están permitiendo valorar detalles que, hasta ahora, no teníamos en mucha consideración: un abrazo, quedar para tomar un café, un paseo por el bosque, las comidas con la familia… ¿No son estos pequeños placeres los que nos llenan? Seguramente, si no estuviéramos pasando por una situación como esta, seguiríamos prestando poca atención a las pequeñas cosas de la vida, hasta el punto de casi despreciarlas. El COVID-19 no nos ha dado otra opción que parar, pero esto también nos ha permitido situarnos, mirar el mundo con otros ojos y valorar las necesidades que tenemos como sociedad.

En el ámbito personal, pasa un poco el mismo. A veces necesitamos pasar por momentos difíciles para crecer. Como humanos, tenemos la opción de parar para observarnos, evaluar cómo estamos y qué necesitamos. El artículo de hoy va dedicado a esta necesidad de tomar conciencia y hacer un proceso de introspección.

¿Emociones negativas?

Las emociones son respuestas psicofisiológicas universales e innatas, automáticas, espontáneas y transitorias, que nos permiten regularnos y adaptarnos a nuestro entorno. TODAS tienen su función, de hecho, si nos han acompañado hasta el día de hoy es porque nos han permitido evolucionar como especie. Por lo tanto, no sería demasiado adecuado etiquetarlas como positivas o negativas, aunque no podemos negar que hay de agradables y desagradables.

En el mundo frenético en el cual vivimos, parece que no tengamos tiempo para sentir, y ya ni hablar de experimentar malestar. Cuando las emociones son desagradables, preferimos mirar hacia otro lado o distraernos de alguna manera para esquivarlas. El problema es que si apartamos la mirada ante las emociones que nos provocan incomodidad, nos perdemos su mensaje.

Además, se ha demostrado que las estrategias de evitación, rechazo y supresión emocional son contraproducentes, hasta el punto de generar un efecto contrario al que se busca: intensifican la experiencia emocional desagradable en vez de reducirla (Hervás, 2011; Dalgleish, Yiend, Schweizery Dunn, 2009). Si al dolor que nos provoca esta emoción, le sumamos nuestra resistencia, el resultado que obtenemos es sufrimiento. Acabamos malgastando la energía al evitar el malestar, en vez de aprovecharla para encaminar la situación y buscar soluciones.

¿Cómo podemos gestionar las emociones de manera saludable?

Si evitar aquellas emociones que nos generan malestar no es la solución, ¿Qué nos queda? En este artículo te proponemos una manera diferente de relacionarte con el malestar. Un enfoque para afrontar las emociones desagradables basado en la aceptación, que te puede ayudar a ver las cosas desde otra perspectiva y a tomar acciones basadas en aquello que sientes. La idea no es cambiar ni controlar las emociones desagradables, la intención es modificar la relación que tenemos con ellas. A continuación, te dejamos 4 sencillos pasos para hacerlo, que podrás aplicar cuando se presente una emoción difícil:

1.Lo primero es mostrarse dispuesto/a a sentir. Es importante darse permiso para experimentar esta emoción, dejarle un espacio porque se exprese en el aquí y ahora.

Cuando sientas que estás experimentando una emoción desagradable, hazte esta pregunta: ¿Estoy oponiendo resistencia? Deja de hacer aquello que estés haciendo, busca un lugar tranquilo, haz unas respiraciones profundas y déjate experimentar plenamente la emoción. Una vez hecho esto, toca observarla, distinguirla y comprenderla.

Se trata de mirar aquello que está pasando de forma objetiva, que lo explores con curiosidad, pero sin identificarte en exceso. Busca el equilibrio, no hay que ignorar la emoción, pero tampoco nos tenemos que dejar llevar por esta. Recuerda que tú no eres esta emoción y que tampoco será eterna. Dedícale el tiempo necesario para etiquetarla y poder entender la razón por la cual está aquí.

Pregúntate:

    • ¿En qué parte del cuerpo siento la emoción? ¿Cómo la siento?
    • ¿Qué nombre tendría por mí esto que estoy sintiendo (rabia, miedo, culpa…)?
    • ¿Qué la ha desencadenado? ¿Por qué me siento así?

2.Después, se trata de ver qué es el que te está pidiendo la emoción, y que puedes hacer para liberarla de forma que tenga una influencia positiva para ti y tu entorno.

Estas preguntes te pueden ayudar:

  • ¿Si esta emoción pudiese hablar, qué me diría? ¿Qué querría de mí?
  • ¿Cómo puedo dejarla ir de forma saludable? ¿Tengo que llevar a cabo alguna acción?

Si después de los 3 pasos anteriores todavía tienes dificultades para soltar esta emoción, te puedes preguntar:

  • ¿Qué puedo hacer para relacionarme mejor con esto que estoy sentido? ¿Cómo puedo expresarlo?

Aquí van algunas recomendaciones:

  • Hablar de tus emociones con personas cercanas y de confianza: Te permitirá sentirte apoyado/a, obtener otros puntos de vista y exteriorizarlo.
  • Liberar tensiones a través del deporte: Hay momentos que las emociones nos sobrepasan. Hacer actividad física te puede ayudar a bajar el nivel de activación, y posteriormente, observar aquello que sientes de forma más serena y objetiva.
  • Expresarlas a través del arte: ¿Qué hacemos con aquellas emociones que no podamos o no sabemos expresar? Escribir, dibujar, la música… Pueden ser la respuesta para canalizar el malestar.
  • Practica la meditación: El Mindfulness puede ser una muy buena opción para generar esta distancia saludable con las emociones. Encontrarás multitud de meditaciones guiadas a Youtube o aplicaciones dedicadas exclusivamente a esta técnica.

Esperamos que puedas aplicar estos pasos y te ayuden. Si todo y los consejos todavía tienes dificultades para la gestión emocional, desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados de darte una atención personalizada para guiarte en este proceso.

Para terminar, me gustaría compartir una cita de Viktor E. Frankl:

Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta radica nuestro crecimiento y nuestra libertad.

Oriol Carbonell

Num. Col·legiat 26.324

Referències

Dalgleish, T., Yiend, J., Schweizer, S., & Dunn, B. D. (2009). Ironic effects of emotion

suppression when recounting distressing memories. Emotion, 9(5), 744e749.

Hervás, G. (2011). Psicopatología de la regulación emocional: el papel de los déficit

emocionales en los trastornos clínicos. Behavioral Psychology/Psicología Conductual,

19, 347-372.

Hoy es el día mundial de la salud mental, y como profesional de este ámbito, me propongo hacerte ver la importancia de cuidar tu salud mental.

Desde siempre, todo el mundo ha hecho un gran «ohhh» cuando le he dicho que era psicóloga, y lo ha acompañado de un «es muy necesario, todos deberíamos ir alguna vez en su vida«. Yo habitualmente contesto «¡cierto!«, Pero aquí termina mi respuesta. Porque estoy segura que si continúo con la conversación y le pregunto porque no va él/ella, la respuesta más probable será «yo no estoy loco/loca» o los más considerados dirán «sí, debería ir, pero no encuentro el momento o qué me dirá que ya no sepa….«. Y es con estas respuestas cuando me entra la rabia y la frustración de pensar que hoy en día, el cuidado de nuestra salud mental no se ha normalizado, y que mi trabajo parece un servicio clandestino del que nadie quiere hablar y tan básico que todo el mundo lo sabe hacer.

Y yo me pregunto, si las personas vamos a infinidad de médicos (dentistas, ginecólogos, urólogos, digestólogos, fisioterapeutas, etc.) para hacer un tratamiento, e incluso en muchos casos para hacer una prevención de futuros problemas, ¿qué problema ha en hacer lo mismo con nuestra mente? Porque si hay una situación que nos altera generando ansiedad y emociones negativas, que nos genera dolores físicos, o que afecta a nuestro bienestar en general, ¿por qué no vamos a un/a psicólogo/a?

Si partimos de la base que nuestra mente es uno de los principales motores de nuestro cuerpo, ¿por que no lo llevamos a revisión de vez en cuando? Nuestra mente es el centro de operaciones del organismo, desde donde interpretamos lo que pasa en nuestro entorno, desde donde nacen nuestras emociones, y desde donde se envían señales al cuerpo para que este reaccione en consonancia. ¿No os parece suficientemente importante para tener un poco de cuidado?

A menudo pensamos que «ya me pasará» o «no es para tanto«, pero de la preocupación más pequeña puede terminar surgiendo un problema.

Soy consciente de que el problema de que pensemos así es muy de base, y aunque el sistema educativo se empiece a dar más importancia a nuestra salud mental, el camino que queda por recorrer es largo.

Hacer un trabajo psicológico, como mínimo uno en la vida, debería ser de obligado cumplimiento.

No nacemos enseñados y lo que hacemos es ir aprendiendo cómo podemos según lo que nos muestra nuestro entorno (padres, madres, hermanos, abuelos y abuelas, amigos, profesores/as, etc.), y según las vivencias que nos tocan vivir. Pero estaréis de acuerdo conmigo, que más de uno de estos modelos suspenderían un examen de inteligencia emocional, y que en más de una situación en la vida, su gestión ha sido nefasta. Así pues, ¿no os gustaría saber porque reaccionáis de esta manera y cambiarlo para que os deje de hacer daño? ¿Queréis esperar a pifiarla más? ¿a que te duela un poquito más? ¿y entonces con prisas esperar que un psicólogo/a haga magia y resuelva el problema en 10 visitas?

Os animo a reflexionar en vuestro estado actual, y preguntaros si:

  • ¿estáis agobiados o estresados?
  • ¿vuestra des/organización diaria os altera?
  • ¿tenéis pensamientos recurrentes que os preocupan?
  • ¿estáis tristes, desanimados, irritables?
  • ¿os apetecen menos las cosas que antes disfrutabais?
  • ¿os parece que lo tenéis todo pero no estáis contentos con la vida?
  • ¿no sabéis cómo sois ni por qué actuáis como lo hacéis?
  • ¡no tenéis una buena relación con los demás?
  • ¿tenéis dolores físicos  y no hay médico que lo resuelva o os dicen que es psicológico?

Pues si la respuesta a alguna de estas preguntas es Sí, tenéis un problema psicológico, y si no vais a un psicólogo/a, estáis cometiendo un gran error. Desde PsicoSalut Manresa, mis compañeros y yo, estaremos encantados de ayudarte. Te animamos a ponerte en contacto con nosotros y poner fin a tus problemas.

Marta Farré Armengol
Col. 23.251

Hoy es 31 de octubre y, desde hace años, esto significa que hoy es la noche de Halloween. Si se caracteriza por algo, es por ser una noche en la que buscamos divertirnos, pero con un propósito no tan divertido. Generar miedo.

El miedo es una emoción básica en todos nosotros. De hecho, es una reacción necesaria para nuestra supervivencia y que nos ayuda a adaptarnos a situaciones que pueden suponer un peligro real para nuestra vida.

Cuando somos pequeños, muchas cosas nos son desconocidas, y estamos en constante aprendizaje, lo que puede provocar muchos miedos normales a cierta edad (a la oscuridad, a la soledad, que nos abandonen, los payasos, etc.). A medida que nos hacemos mayores, y nuestras capacidades de análisis y comprensión evolucionan, la mayoría de estos miedos se resuelven por sí solos.

Cuando nos hacemos mayores y siguen apareciendo miedos a situaciones u objetos que no suponen un peligro real para nosotros, podemos decir que estamos ante un miedo que no es ni racional ni adaptativo. Estamos ante una fobia.

¿Qué es una fobia?

Una fobia se define como un miedo intenso y desproporcionado a situaciones u objetos que no son peligrosos y a los que la mayoría de personas se referirían como no peligrosos. Los síntomas más habituales son reacciones ansiosas (respiración acelerada, sudoración, taquicardias, hormigueo, etc.) y pensamientos distorsionados y catastróficos. Las personas que padecen una fobia reconocen que su miedo es irracional y exagerado, pero son incapaces de afrontarlo y evitan constantemente exponerse a estas situaciones, lo que provoca una gran interferencia en su vida cotidiana.

¿Cuál es la causa?

La mayoría de fobias aparecen en la infancia y no se resuelven, continuando durante la adolescencia y la edad adulta. Estas aparecen por la vivencia de una situación que la persona valora como estresante o traumática (perderse, presenciar un accidente, recibir un ataque, etc.), o bien se heredan por el relato o imitación de un familiar adulto cercano.

Qué fobias existen?

Las fobias se categorizan en tres grandes grupos:

· Agorafobia: se define como el miedo a encontrarse en situaciones en las que sea imposible escapar o pedir ayuda en caso de que la persona tenga un ataque de pánico, o algún problema de salud.

· Fobia social: se define como el miedo al juicio o el rechazo de los demás en situaciones sociales.

· Fobias específicas: se definen como miedos a situaciones u objetos específicos. Entre las fobias específicas más habituales están las fobias a los animales, a las alturas, a conducir, a la sangre, o a las tormentas.

Tratamiento

El tratamiento de una fobia consta de los siguientes pasos:

  1. Psicoeducación: explicación al paciente sobre la naturaleza de su fobia, así como de la reacción física que vive en valorar el estímulo como peligroso.
  2. Entrenamiento en técnicas de gestión de la ansiedad: se entrena al paciente en técnicas de relajación y control de su ansiedad, con la intención de que pueda controlar la reacción ansiosa.
  3. Reestructuración de pensamientos desadaptativos/catastróficos: se enseña al paciente a reformular los pensamientos inconscientes y desadaptativos que se disparan ante el estímulo fóbico para convertirlos en un pensamiento adaptativo que le ayude a afrontar la situación u objeto temido.
  4. Desensibilización sistemática: consiste en realizar una exposición que sea progresiva a las situaciones u objetos fóbicos. Se acuerdan con el paciente varios pasos que van de menos malestar a más malestar. Posteriormente, se le pide que se exponga a las situaciones para tolerar y superar la reacción de miedo in situ.

Si te identificas con esta problemática o crees que alguien cercano a ti se podría encontrar, te animamos a ponerte en contacto con nosotros y desde nuestro centro de psicología en Manresa estaremos encantados de ayudarte.

Marta Farré

Núm col. 23.251