Septimbre suele ir acompañado de momentos de reflexión, cambios, estrés, incerteza y nervios, entre otras muchas cosas. Para muchas personas significa, incluso, el inicio de un año nuevo, ya que es la época de vuelta a la rutina, de emprender nuevos proyectos, de tomar decisiones, delimitar nuevos objetivos, etc. Por este motivo, el nivel de energía que gastamos durante estos días suele ser más alto que el habitual, hecho que convierte esta época del año en un reto en muchos sentidos. Reto ligado a altos niveles de exigencia que pueden llevarnos a un desgaste emocional y físico, y es que, volver a la rutina se puede convertir, en muchas ocasiones, en algo duro y difícil.

Tenemos que tener en cuenta que esta época del año afectará de manera diferente a cada persona, ya que dependerá de las circunstancias y características personales de cada uno. Si que es cierto, pero, que setiembre puede ser un mes de sentimientos encontrados ya que, por un lado, podemos sentirnos tristes y nostálgicos por acabar las vacaciones, saturados por las exigencias del día a día, ansiosos y preocupados, irritables, apáticos, etc. Pero, por otro lado, también podemos sentirnos ilusionados por los nuevos proyectos, motivados, felices o enérgicos y alegres por lo que se aproxima. Este cúmulo de sentimientos y emociones no deja de ser algo difícil de manejar ya que en muchas ocasiones puede ser muy agotador. Con la finalidad de haceros más fácil y amena la vuelta a la rutina, hemos querido compartir con vosotros algunas pautas que explicaremos a continuación.

  • Reorganización de las dinámicas en casa

Antes de volver de lleno a la rutina, sería recomendable poder organizar las pautas y dinámicas. Para hacerlo, podemos desglosar las tareas en pequeñas partes y marcar unos horarios realistas para realizar las actividades y obligaciones. Si vivimos con alguien, podemos hacer el repartimiento de las tareas de casa junto con unos horarios para hacerlas.

  • La importancia de los objetivos

Está muy bien marcarnos nuevos objetivos y/o reorganizar los antiguos para estar motivados con la vuelta de las vacaciones, pero, ¿realmente nos estamos marcando unos objetivos adecuados? Será importante hacer un planteamiento realista y factible de nuestros nuevos propósitos, sino acabará siento contraproducente porque nos frustraremos por no poder asumir todo lo que nos habíamos propuesto inicialmente. Por lo tanto, nuestros objetivos deberán ser concretos, realistas y realizables. Para que cumplan con estas características, deberán de:

    • Estar delimitados por nosotros mismos y en función de nuestras necesidades, gustos e intereses (evitar marcarnos objetivos no sinceros con nosotros mismos o impuestos directa o indirectamente por las necesidades y gustos de las personas de nuestro alrededor), de este modo, nos aseguraremos la motivación necesaria para lograrlos y una actitud positiva mientras lo hacemos.
    • Concretar el máximo posible nuestros objetivos, siendo realistas con nuestra situación personal y con lo que encaja con nuestros horarios y obligaciones. No es lo mismo decir “empezaré a hacer deporte” que decir “mañana me apuntaré al gimnasio X e iré los martes y jueves a entrenar” o “me gustaría hacer inglés” que “haré ingles en X academia los lunes por la mañana”.
    • Plantearnos un objetivo final y desglosarlo en pequeños objetivos (por ejemplo, si el objetivo final es ganar resistencia y conseguir correr 20km de aquí a dos meses, los objetivos pequeños pueden ser correr 5 km cada tres días durante las primeras dos semanas, 10km durante las dos siguientes y así sucesivamente).

 

  • Aprender a priorizar y controlar la implicación:

Será muy importante aprender a priorizar nuestro bienestar, siendo selectivos con aquellas cosas que nos hacen bien y sinceros con los ritmos que podemos seguir. Cuando entramos dentro de la dinámica diaria ponemos el ‘piloto automático’ que en muchas ocasiones nos hace adoptar un ritmo de vida perjudicial para nuestra salud en general. Cuando vamos en ‘automático’ ni siquiera nos planteamos las consecuencias negativas de nuestra rutina ya que actuamos casi por inercia, por lo tanto, será importante no dar por hecho las cosas y aprender a priorizar nuestra salud a la vez que priorizamos planes y objetivos con preguntas como: “¿Realmente esto es tan importante como para tener que hacerlo hoy?, ¿me hace bien saturarme los días con tantas actividades o cosas que hacer?, ¿estoy disfrutando de mi día a día?, ¿qué consecuencias tendré a largo plazo con el ritmo que llevo?”.

Lo mismo sucede con el grado de implicación en los nuevos proyectos y/o dinámicas, será importante aprender a marcar unos límites en cuanto a la implicación empleada identificando hasta dónde es sano para nosotros y a partir de qué momento el nivel de implicación empieza a ser un problema.

  • Hábitos saludables y autocuidado:

Mantener o instaurar hábitos saludables en nuestra vida tendrá una repercusión directa en nuestra salud mental. Durante las vacaciones, solemos abandonar algunos hábitos que teníamos previamente (nos alimentamos peor, cambiamos los horarios de sueño, dejamos de lado la actividad física…) pero será importante recuperarlos de nuevo. Hacer algún tipo de deporte o actividad física, mantener una dieta sana y equilibrada o recuperar nuestras rutinas de sueño son algunos de los hábitos que nos serán beneficiosos.

El autocuidado será otro aspecto clave para nuestro bienestar y para hacernos más amena la vuelta a la rutina, ¡¡no te olvides de ti!! Tenemos que intentar realizar actividades gratificantes o crear espacios para nosotros mismos, evitando focalizar toda la energía únicamente en las obligaciones y exigencias de la vuelta a la rutina. ¡¡Tenemos que permitirnos estos momentos para nosotros!!

  • Mantener aspectos positivos de las vacaciones:

Parece que las cosas que pasan en las vacaciones solo pueden pasar durante las vacaciones, o incluso que la actitud y estado de animo que tenemos durante estos periodos de tiempo solo pueden suceder en esos días concretos, pero, ¿y si intentamos trasladar aquellos aspectos positivos de las vacaciones a nuestra rutina? Os animo a hacer una reflexión sobre: ¿Cuál de aquellas cosas, planes, situaciones, dinámicas, hábitos… que realizabais durante las vacaciones sientes que te hacían bien y puedes replicar e instaurar, dentro de lo posible, en tu rutina diaria? Seguro que si nos paramos a pensar podemos intentar trasladar a nuestra rutina algunos detalles que nos hacían el día más fácil durante nuestras vacaciones.

Por último, no debemos de olvidar que volver a la rutina después de un periodo de descanso supone responder a un gran número de demandas, por lo tanto, es habitual sentirnos estresados. Tenemos que aceptar y normalizar todas estas emociones, sin castigarnos a nosotros mismos por sentirnos saturados, no olvidemos que es un proceso de muchos cambios y más concretamente este año, que llevamos meses con situaciones únicas y especiales que han supuesto un reto para todos nosotros. Por lo tanto, ¡seamos compasivos y amables con nosotros mismos! Es muy importante el lenguaje con el que nos hablamos, aceptemos que no somos maquinas y no podemos con todo, podemos hacernos nuestro día a día más fácil tomando las decisiones correctas y con una actitud positiva ante las cosas que van pasando a nuestro alrededor. ¿Te animas a intentarlo?.

Desde PsicoSalut Manresa esperamos que os ayuden estas pautas a tener una feliz vuelta a la rutina, y estaremos encantados de ayudaros si os estáis encontrando con complicaciones.

Col. Núm. 27.793

Acostumbramos a rodearnos de aquellas personas que más nos aportan, con las que disfrutamos. Pueden ser coincidencias de la vida lo que nos ha unido, pero al final, que decidamos continuar con la relación dependerá de los gustos y valores que compartamos, que nos atraiga la personalidad del otro, la actitud que tiene hacia la vida, como nos trata…

Con el tiempo, pero, empezamos a normalizar los rasgos que diferencian aquellas personas con las cuales pasamos más horas, y a veces podemos empezar a restar importancia e incluso dejar de valorar aquello que en un principio nos gustó del otro. Esto es debido a un fenómeno común en los seres vivos llamado: habituación.

La habituación es un proceso básico de aprendizaje y adaptación por el cual, cuando un estímulo es repetido con frecuencia, nuestra respuesta hacia este será cada vez menos intensa. Un ejemplo para entenderlo podría ser el siguiente:

Estás a punto de salir de casa y te pones tu perfume preferido. Durante los primeros minutos, puedes apreciarlo e incluso marearte si es muy intenso, pero al rato, empieza a pasar desapercibido. Al llegar al trabajo, te cruzas con un compañero y te dice: “ostras, qué bien que hueles!” y tú piensas: “Que bueno, pensaba que el olor del perfume ya se había desvanecido”. Si estuvieras un rato junto a esta persona, de bien seguro que a la larga también dejaría de percibir el olor.

Si no dispusiéramos de este mecanismo de adaptación, estaríamos constantemente fijándonos en estímulos que ya conocemos y a los cuales no tiene demasiado sentido seguir prestando atención, y esto interferiría a la hora de focalizarnos en otros aspectos de nuestro entorno que pueden ser importantes. Pero este mecanismo tiene algunas desventajas, y es que en las relaciones personales y sobre todo en las relaciones de pareja, habituarse a aquellos estímulos de la persona que en un principio percibíamos como positivos y diferenciales, puede hacernos caer en la monotonía y el aburrimiento, llevándonos a la pérdida de interés, e incluso en algunos casos, nos puede inducir a fijarnos solo en los aspectos negativos del otro, hecho que puede ser muy destructivo.

Las relaciones se tienen que cuidar de manera activa, si no hacemos esfuerzos para mantenerlas vivas, estas se van degradando. Hoy os proponemos un ejercicio que podéis poner en práctica para contrarrestar el fenómeno de la habituación y que os permitirá hacer un bonito gesto para cuidar vuestra relación. Este ejercicio pretende ayudaros a recordar y apreciar de nuevo aquellas características y virtudes que más valoráis de la persona con la cual convivís. Si os interesa, aquí tenéis los pasos a seguir:

  1. Antes de nada, hay que decidir si queréis hacer este ejercicio de manera individual o en pareja. ¡Las dos opciones son buenas!
  2. El siguiente paso consiste en escoger un día de la semana en el que sepáis que pasareis bastantes horas juntos. Es recomendable que sea un día de descanso para los dos, sin demasiadas responsabilidades. Una vez escogido, os pondréis recordatorios (podéis programar diferentes alarmas) a lo largo del día, para estar al caso.
  3. La tarea principal consiste en prestar atención durante todo el día, a aquellas conductas, actitudes, características físicas, valores… Que nos gustan de la otra persona. Podéis irlas apuntando al móvil a medida que vayan apareciendo.
  4. El último paso del ejercicio será recapitular todo aquello que hayáis observado y hacer un retorno a la otra persona. Esto se puede hacer de manera verbal, diciéndole directamente todas aquellas cosas que te gustan, o también se puede hacer por escrito, preparando una nota con aquello que valores de la persona que quieres, dejándola en algún lugar donde sepas que la encontrará, dándole así una agradable sorpresa.

Que una persona que te importa te piropee, siempre es bien recibido. Si lo ponéis en práctica, estamos seguros que tendrá una repercusión positiva en vuestra relación.

Esperamos que os haya gustado. Si sentís que últimamente vuestra relación se ha ido degradando y creéis que necesitáis ayuda profesional, desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados en atenderos.

Oriol Carbonell Valverde

Col. Num. 26324

Este confinamiento o situación excepcional está sobrepasando a muchas madres, padres y familias que se sienten desbordados. Esta sensación que puede pasar con la pareja, el trabajo, el teletrabajo, los hijos … puede ser una respuesta a la sobrecarga física y mental-psicológica a diferentes situaciones: tener que repetir decenas de veces lo mismo, pasarse el día recogiendo detrás de los niños como si hubiera pasado un huracán o haber oído la palabra «mamá» y «papá» 10.000 veces, y terminar el día agotadas y agotados con la sensación de no haber avanzado. 

Esta sobrecarga puede provocarnos angustia, agotamiento, desesperanza, soledad, miedo a no saber cómo afrontar el regreso al trabajo, el retorno de los niños a la escuela o si no van … incomprensión, y sentimos que «no puedo más». Es posible que este «no puedo más» suponga que acabemos perdiendo la paciencia y en algunos momentos desbordandonos con enfado, gritos, llantos … y después sentirnos culpables por haber reaccionado así.

Si os ha pasado o sentís que no podéis más, antes que nada deciros que es absolutamente natural, porque detrás del rol de madres y padres hay una persona; una persona que se puede equivocar, que se puede enfadar, que puede gritar e incluso que se puede cerrar en el baño cuando «ya no puede más».

Pero podemos probar recursos para intentar cambiar esta situación:

  1. Coeducación: las madres y los padres son igual de importantes y responsables de la educación y cuidado de los hijos.
  2. Rebajar la exigencia: no es necesario que tengamos la casa limpia siempre, que seamos todo el tiempo productivos, que tengamos todos los días planificados y llenos de actividades …. no hay que sentirse mal (culpables y angustiados) por no parecernos a las maternidades y paternidades de las redes sociales, porque son la fotografía de un instante, no el reflejo de la realidad.
  3. Promover actividades y juegos que los niños puedan llevar a cabo de forma autónoma: Que nos tengan disponibles pero que no nos necesiten para realizar esta actividad.
  4. Colaborar: todos, a prácticamente cualquier edad, podemos tener alguna responsabilidad en casa. Al final del post encontraréis una parrilla con diferentes responsabilidades que pueden asumir los niños, clasificadas por edades según pedagogía Montessori.
  5. Tener un espacio, un momento, una «ventana» en la que os podáis expresar como os sentís. Esta expresión debe ser válida para niños, jóvenes y adultos.
  6. Cuidarnos, pedir ayuda, no intentar llegar donde no podemos llegar … Porque si nosotros estamos irritados, enfadados, estresados … es imposible que los niños estén tranquilos y relajados. Intentar que ellos estén calmados y bien estando nosotros angustiados, es como decir «NO ME hables gritando!» y pretender que te contesten en un tono de voz correcto. No funciona ¿verdad? Somos sus modelos, y deberíamos ser modelos de calma.

Colaborar en las responsabilidades:

2 y 3 años Guardar sus juguetes y cuentos Ayudar a poner la mesa (ej. Vajilla que no se pueda romper si cae) Coger pañales y toallitas
4 y 5 años Hacerse la cama Poner la ropa en la cesta de la ropa sucia Regar plantas y / o dar de comer a animales de compañía
6 y 7 años Emparejar calcetines limpios Ayudar con el lavavajillas Ayudar a cocinar
8 y 9 años Poner y quitar la mesa Sacar a pasear el perro / a  Ayudar a poner la lavadora
10 y 11 años  Ayudar con la limpieza del hogar Cocinar algún plato fácil
12 años y más Ayudar en el cuidado de los hermanos Ir a comprar al pueblo con una lista Responsabilizarse de algún aspecto de la limpieza (ej. aspirar las habitaciones).

Probadlo, y si tenéis algun comentario, consultadnoslo; estaremos encantados de recibir preguntas y propuestas. Deseamos que la información que hemos compartido con vosotros y los ejercicios propuestos os ayuden a mejorar vuestro bienestar y el de la família y desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados de ayudaros. 

Tania Saez

Núm. col·legiada 25.631

Seguramente has escuchado hablar del Mindfulness, o como mínimo te sonará la palabra. Esta práctica se ha extendido ampliamente durante los últimos años, y cada vez son más las personas que la incluyen en su rutina diaria.

El Mindfulness está basado en la meditación budista, una tradición que cuenta con más de 2500 años de historia. Etimológicamente, el término Mindfulness es la traducción inglesa de la palabra “Sati” del lenguaje Pali, que se refiere al presente, la atención y la conciencia. En castellano, podríamos traducir el término Mindfulness a: conciencia plena o atención plena. Esta técnica pretende fomentar la atención en los estímulos internos y externos del momento presente, con una actitud de aceptación, curiosidad y sin juicios.

El precursor de esta técnica es el profesor de medicina Jon Kabat-Zinn, quién hizo una adaptación de la meditación budista, excluyendo los componentes religiosos, y propició su expansión por el mundo occidental. Este llevaba más de una década practicando la meditación, cuando el 1979 decidió realizar una investigación en un contexto clínico en la Universidad de Massachusetts para documentar los efectos de la práctica, a través de un programa de 8 semanas de duración denominado: Mindfulness Based Stress Reduction (reducción del estrés basada en la atención plena), que iba dirigido a personas que sufrían de estrés y síntomas somáticos. Se obtuvieron muy buenos resultados, y en 1982 se publicó el primer artículo científico donde se demostraba la efectividad de la práctica. A partir de este momento, el Mindfulness fue ganando reconocimiento y se expandió progresivamente, propiciando así nuevas investigaciones que han permitido corroborar los diferentes beneficios que aporta.

¿Cuáles son los beneficios del Mindfulness?

La atención plena nos ayuda a conectar con nuestro yo interior, permitiéndonos entrar en contacto con las emociones, actitudes y pensamientos, y reaccionar así de forma más consciente a las circunstancias de nuestro día a día. Son numerosos los estudios que corroboran esta afirmación, y en este artículo querríamos destacar algunos de los hallazgos más relevantes:

  • Meditar cambia literalmente nuestro cerebro

Un estudio publicado por la revista Psychiatry Research Neuroimaging, demuestra que las personas que practican Mindfulness 30 minutos en el día durante 8 semanas, ganan densidad de sustancia gris en el hipocampo, estructura relacionada con la memoria, el aprendizaje, el dolor y las emociones. (Hölzel et al. 2011)

  • Reduce el estrés y la ansiedad

Se ha comprobado que la práctica permite disminuir los niveles de Cortisol, la hormona del estrés (Hoffman et al. 2010), reduce la rumiación del pensamiento y los estados afectivos negativos (Chambers et al. 2008) y ayuda a gestionar mejor la ansiedad y los síntomas físicos asociados (Farb et al. 2010).

  • Disminuye el riesgo de depresión

Según un estudio de la Universidad de Lovaina, enseñar a adolescentes a practicar la atención plena a través de un programa escolar, permitió que estos experimentaran menos síntomas depresivos (Raes et al. 2013). Una investigación llevada a cabo por la universidad de Michigan con mujeres con riesgo psiquiátrico, sostiene que la práctica del Yoga Mindfulness puede aportar sensaciones positivas y de control en las futuras mamás, y prevenir así los síntomas de la depresión (Muzik et al. 2012).

  • Mejora la concentración y la memoria de trabajo

Uno de los beneficios más lógicos que nos aporta el Mindfulness es una mejora en la capacidad de focalizar nuestra atención y la concentración. Un estudio de Moore y Malionski del 2009, concluyó que la práctica de la atención plena promueve la flexibilidad cognitiva y facilita el funcionamiento atencional, además de facilitarnos ignorar los estímulos distractores. También se llevó a cabo un estudio con un grupo de militares, que después de participar en un programa de 8 semanas, obtuvieron mejoras en su memoria de trabajo en comparación con aquellos compañeros que no participaron (Jha et al. 2010).

  • Facilita el sueño

Diferentes estudios nos muestran que aquellos quienes meditan con regularidad, muestran una activación cortical menor durante la noche, cosa que facilita el descanso nocturno. Un estudio de Carlson y Garland de 2005 con pacientes de cáncer, demostró que después de participar en un programa basado Mindfulness, los participantes reportaron mejor calidad del sueño. Otra investigación relevante al respeto, es la de Black et al. (2015), que argumenta que aquellas personas con insomnio que utilizan prácticas basadas en atención plena, obtienen mejores resultados que las que solo han formado parte de un programa educativo sobre higiene del sueño.

  • Potencia la inteligencia emocional

El elemento de autoconocimiento que nos aporta esta técnica, nos permite abrirnos a las emociones y hacer un proceso de introspección saludable, generando así una mayor autoconciencia. El Mindfulness también pone mucho énfasis en la autocompasión, una actitud muy valiosa por nuestro crecimiento emocional. Un estudio de la universidad de Toronto, nos muestra que las personas que lo practican con frecuencia, tienen más facilidad para gestionar las emociones (Ortner et al. 2007). En cuanto a procesos neurológicos, se ha observado que quién medita, necesita menos recursos biológicos para atenuar la activación emocional (Lutz et al. 2014).

Ejercicio de iniciación al Mindfulness

Conocer los orígenes y los beneficios del Mindfulness está muy bien, pero si te gustaría experimentarlo directamente, es hora de ponerlo en práctica. Te proponemos un ejercicio de introducción al Mindfulness muy simple:

  1. Dirígete en una habitación donde dispongas de una silla y puedas estar a solas durante unos instantes. Coge tu móvil, ponlo en modo avión y prepara la alarma porque suene al cabo de 5 minutos.
  2. Cierra los ojos y haz 3 respiraciones profundas. Una vez hecho esto, tienes que focalizar tu atención en los sonidos que te rodean. Incluso en el supuesto de que no haya ningún ruido proveniente del exterior, si escuchas con atención, encontrarás sonidos de los cuales quizás no eras consciente. Esta tarea será la que tendrás que llevar a cabo durante 5 minutos.
  3. Mientras haces esfuerzos para mantener tu atención focalizada, irán apareciendo pensamientos de forma automática. Cuando esto pase, no te frustres, no se trata de eliminarlos (¡esto de dejar la mente en blanco es un mito!), simplemente observa estos pensamientos durante unos instantes, no te dejes llevar por estos y vuelve a redirigir tu atención hacia los sonidos que te rodean. Repítelo las veces que haga falta durante estos 5 minutos, con paciencia.
  4. Una vez suene la alarma, abre los ojos lentamente y dedica unos instantes a la experiencia. ¿Cómo te has sentido?

Esperamos que te haya gustado el artículo y que hayas podido hacer un primer contacto con lo Mindfulness. Si quieres conocer más sobre esta técnica o tienes cualquier duda al respecto, desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados de ayudarte.

Oriol Carbonell

Número de Colegiado 26.324

Referencias:

Black, D. S., O’Reilly, G. A., Olmstead, R., Breen, E. C., & Irwin, M. R. (2015). Mindfulness Meditation and Improvement in Sleep Quality and Daytime Impairment Among Older Adults With Sleep Disturbances. JAMA Internal Medicine, 175(4), 494. https://doi.org/10.1001/jamainternmed.2014.8081

Carlson, L. E., & Garland, S. N. (2005). Impact of mindfulness-based stress reduction (MBSR) on sleep, mood, stress and fatigue symptoms in cancer outpatients. International Journal of Behavioral Medicine, 12(4), 278–285. https://doi.org/10.1207/s15327558ijbm1204_9

Chambers, R., Lo, B. C. Y., & Allen, N. B. (2007). The Impact of Intensive Mindfulness Training on Attentional Control, Cognitive Style, and Affect. Cognitive Therapy and Research, 32(3), 303–322. https://doi.org/10.1007/s10608-007-9119-0

Farb, N. A. S., Anderson, A. K., Mayberg, H., Bean, J., McKeon, D., & Segal, Z. V. (2010). Minding one’s emotions: Mindfulness training alters the neural expression of sadness. Emotion, 10(1), 25–33. https://doi.org/10.1037/a0017151

Hoffman, C. J., Ersser, S. J., Hopkinson, J. B., Nicholls, P. G., Harrington, J. E., & Thomas, P. W. (2012). Effectiveness of Mindfulness-Based Stress Reduction in Mood, Breast- and Endocrine-Related Quality of Life, and Well-Being in Stage 0 to III Breast Cancer: A Randomized, Controlled Trial. Journal of Clinical Oncology, 30(12), 1335–1342. https://doi.org/10.1200/jco.2010.34.0331

Hölzel, B. K., Carmody, J., Vangel, M., Congleton, C., Yerramsetti, S. M., Gard, T., & Lazar, S. W. (2011). Mindfulness practice leads to increases in regional brain gray matter density. Psychiatry Research: Neuroimaging, 191(1), 36–43. https://doi.org/10.1016/j.pscychresns.2010.08.006

Jha, A. P., Stanley, E. A., Kiyonaga, A., Wong, L., & Gelfand, L. (2010). Examining the protective effects of mindfulness training on working memory capacity and affective experience. Emotion, 10(1), 54–64. https://doi.org/10.1037/a0018438

Lutz, J., Herwig, U., Opialla, S., Hittmeyer, A., Jäncke, L., Rufer, M., … Brühl, A. B. (2013). Mindfulness and emotion regulation—an fMRI study. Social Cognitive and Affective Neuroscience, 9(6), 776–785. https://doi.org/10.1093/scan/nst043

Moore, A., & Malinowski, P. (2009). Meditation, mindfulness and cognitive flexibility. Consciousness and Cognition, 18(1), 176–186. https://doi.org/10.1016/j.concog.2008.12.008

Muzik, M., Hamilton, S. E., Lisa Rosenblum, K., Waxler, E., & Hadi, Z. (2012). Mindfulness yoga during pregnancy for psychiatrically at-risk women: Preliminary results from a pilot feasibility study. Complementary Therapies in Clinical Practice, 18(4), 235–240. https://doi.org/10.1016/j.ctcp.2012.06.006

Ortner, C. N. M., Kilner, S. J., & Zelazo, P. D. (2007). Mindfulness meditation and reduced emotional interference on a cognitive task. Motivation and Emotion, 31(4), 271–283. https://doi.org/10.1007/s11031-007-9076-7

Raes, F., Griffith, J. W., Van der Gucht, K., & Williams, J. M. G. (2013). School-Based Prevention and Reduction of Depression in Adolescents: a Cluster-Randomized Controlled Trial of a Mindfulness Group Program. Mindfulness, 5(5), 477–486. https://doi.org/10.1007/s12671-013-0202-1

 

Bienvenidas y bienvenidos una semana más al blog de PsicoSalut Manresa.

En esta entrada hablaremos sobre algunas recomendaciones para acompañar las niñas y los niños en la vivencia del miedo que pueden sentir por el retorno a la normalidad después de la crisis del covid-19.

El miedo es una emoción que podemos sentir en cualquier momento de nuestra vida, pero la vivencia y gestión de esta requiere más acompañamiento cuando somos pequeños y estamos aprendiendo habilidades como el conocimiento de las emociones y la regulación de estas.

El miedo en sí es una emoción que, a pesar de que nos genera malestar, es muy valiosa; puesto que es la emoción que nos paraliza ante un posible peligro. Pero, ¿y si este posible peligro no es real o lo tenemos que afrontar?

Estos días de retorno progresivo a la normalidad, puede aparecer miedo a salir a la calle por ser contagiados, caer enfermos… porque es el miedo que los niños han ido escuchando y viviendo durante las últimas semanas, miedo a que los padres salgan de casa a trabajar, miedo a ir a pasear… ¿que podemos hacer para acompañarlos?

1. Primero, aceptar y validar su miedo, ya que es totalmente natural dada la situación que estamos viviendo, y podemos explicar que este miedo tiene una gran función: protegernos. Pero, para protegernos, también tenemos otros métodos como el uso de mascarillas, de guantes, no ir a los parques, no acercarnos a menos de 2 metros a otras personas, etc. y por lo tanto, la prevención y protección la podemos tener a pesar de salir de casa.

2. También podemos mostrarles modelos, es decir, otras personas que hacen aquello que nosotros queremos conseguir. Un gran ejemplo sería mostrar otros niños que salen, otras personas adultas que van con niños protegidos… sin compararlos con estas personas; es decir, intentamos evitar frases como “¡ves, aquel/a niño/a no tiene miedo!” puesto que estariamos despreciando y trivializando sus emociones y vivencias, y esto generará más malestar y una mala gestión (represión) de sus emociones.

3. Por último, es recomendable ofrecer y negociar, del tal forma que sea el niño quien se vea capaz de llevar el paso de afrontar su miedo. Es cierto que hasta los 7 o 8 años, somos los adultos los que tenemos la responsabilidad de tomar las mejores decisiones para nuestros hijos e hijas, teniendo en cuenta que somos los capacitados para tomar las decisiones correctas. Pero puede ser muy positivo hacerlos partícipes de estas con, por ejemplo, ofrecerles acompañar el padre o la madre a comprar unos minutos en vez de obligarlos a salir durante la hora de paseo.

Finalmente y para complementar estas recomendaciones, os queremos presentar una pequeña técnica de respiración que nos ayuda a rebajar ciertos niveles de angustia o desazón.

  1. En una hoja o en nuestra imaginación, dibujamos el símbolo del infinito con dos puntos, uno a cada lado.
  2. Con el dedo (si tenemos un dibujo) o imaginandolo, cogemos aire desde el punto izquierdo de nuestro infinito y hasta el punto derecho.
  3. Soltamos el aire desde el punto derecho del infinito y acabando de repasar la figura hasta el punto izquierdo.
  4. Este dibujo con la respiración se va repitiendo de forma cada vez más lenta y pausada, siendo más consciente de nuestra respiración.
  5. El objetivo es acabar resiguiendo nuestro infinito entre 6 y 10 segundos; es decir, entre 3 y 5 segundos cogiendo aire, y 3 y 5 segundos para soltarlo.

Esta práctica nos ayuda a ser más conscientes y a rebajar nuestra respiración para generar calma y bienestar.

Esperamos que la información que hemos compartido con vosotros y los ejercicios propuestos os ayuden a abordar los miedos de los más pequeños y desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados de poderos ayudar.

Tania Saez

Núm. colegiada 25.631

Habitualmente, en una primera visita, los pacientes lleguen con una alta preocupación por saber qué es lo que se les pasa. No es una novedad que, a pesar de que la psicología cada día está más presente en nuestra educación, se ha avanzado muy poco en el trabajo de autoconocimiento y educación emocional. ¿Y esto qué implica? Implica incertidumbre y desconocimiento sobre el funcionamiento humano, lo que genera malentendidos y sufrimiento. Si no sé qué es lo que me pasa, porque nunca se me ha explicado cómo funciona la mente humana o mis emociones, ni tampoco se me han dado herramientas para gestionarlo, ¿que se supone que tengo que hacer cuando siento malestar? Si además le sumamos la estigmatización de la salud mental, que nos acaba llevando a no solucionar nuestros problemas psicológicos hasta que estamos al límite, llevamos la salud de nuestra sociedad al abismo.

Es por este motivo, que nos hemos propuesto ayudaros a entender cual ha sido vuestra historia personal y como vuestras vivencias os han llevado a sentiros y a sufrir de una manera concreta. También os propondremos ejercicios que os ayuden a identificar vuestros traumas, y a resolver el malestar que hoy en día todavía os generen.

Algunas nociones básicas sobre el aprendizaje humano

· Primeros años de vida: desarrollo y vínculo

Desde el momento de nuestro nacimiento (y mucho antes desde el útero de la madre), los humanos captamos infinidad de estímulos que almacenamos como información importante que nos ayudará a entender y movernos por el mundo.

El dicho de «los niños son como esponjas» tiene un gran sentido, puesto que los primeros años de vida serán de vital importancia en el desarrollo de nuestra salud mental. Si pensamos, por ejemplo, en los 3 primeros años de vida, los niños y niñas aprenden a andar, a hablar, interactuar con su entorno y gestión emocional, lo que implica que en solo tres años, el cerebro recoge y recuerda información vital para nuestro desarrollo. Por lo tanto, ¿hay alguien que todavía duda de que la información que aprendemos en esta etapa tendrá una gran influencia por siempre jamás más en nuestras vidas? Podríamos decir que los primeros años de vida son los cimientos de nuestra personalidad, y supondrán un papel principal.

A la par de nuestro desarrollo individual tiene lugar nuestro desarrollo social. Os introducimos el concepto del vínculo. ¿Y qué es el vínculo? El vínculo se define como la relación afectiva que establecemos con nuestros cuidadores durante la infancia, habitualmente padres y madres. Un vínculo sano se define como aquella relación que se basa en el equilibrio entre la protección, seguridad y regulación que nos pueden ofrecer los cuidadores, y la oportunidad de explorar nuestro entorno sin grandes restricciones. Es decir, un vínculo sano supone la posibilidad que nuestros cuidadores nos dejen interaccionar con el entorno (tocar cosas, probar cosas nuevas, alejarnos, observar, etc.) pero con la seguridad que si nos pasa algo y nos asustamos, ellos estarán para consolarnos y facilitarnos un entorno seguro. Es complicado mantener un vínculo sano constantemente, porque a menudo como cuidadores tendemos a la sobreprotección o a la laxitud, lo que puede generar lo que se denomina un vínculo ansioso o evitativo. El peor de los casos es el que se llama vínculo desorganizado que implica una negligencia en el cuidado de los niños (abandono, maltrato). Para entender mejor el vínculo, os recomendamos leer el siguiente artículo que habla en detalle de la importancia del primer vínculo.

· Recuerdos y supervivencia

Estamos programados para sobrevivir. Todo nuestro sistema, físico y psicológico, se esfuerza para mantenernos con vida. Nuestro cerebro categoriza y almacena, como sí de una base de datos se tratara, la información extraída de nuestras vivencias según nivel de importancia para nuestra supervivencia, y es por este motivo que prioriza las vivencias negativas frente a las vivencias positivas. Una vivencia negativa implica un riesgo para la supervivencia; una mala caída en un lugar concreto, perder el trabajo y no tener dinero para pagar las cosas, quedarnos solos y no socializar. Esta prioridad por situaciones negativas, implica una hipersensibilidad a todo aquello relacionado con aquella experiencia (lugar, hora, personas implicadas, detonantes, consecuencias posteriores, etc.), lo que supone que durante años podamos ver nuestra conducta influenciada por aquella vivencia y sin ser del todo conscientes. Por ejemplo, pensad en un lugar donde os hicieráis daño, ¿os habéis dado cuenta que muchas veces al pasar por aquel lugar os viene el recuerdo a la cabeza, o la emoción que sentisteis en aquel momento? Instantes antes no lo estabáis pensando, ni habéis hecho nada para detonarlo, pero vuestro cerebro os pone alerta y os recuerda que aquella situación, un día, os puso en peligro.

Ejercicios para descubrir vuestro propio aprendizaje

Os proponemos varios ejercicios que os ayudarán a conocer mejor cuál es vuestra historia.

· Dibujad vuestra línea de la vida: Primero, coged una hoja, posicionadla en horizontal y dibujad una flecha que vaya de punta a punta. Al extremo izquierdo (donde empieza la flecha) posad un cero y será el inicio de vuestra vida. A partir de aquí vayáis anotando las situaciones que os proponemos a continuación de forma cronológica (de más antiguo además reciente).
· Cómo fue vuestro vínculo (primeros años de vida): Diríais que vuestro vínculo fue sano, a pesar de que en ciertos momentos vuestros cuidadores pudieran ser sobreprotectores o aunque en momentos sintierais que no os protegían suficiente. ¿Diríais que tuvisteis un vínculo sobreprotector? ¿O por el contrario sentís que vuestro vínculo fue evitador puesto que vuestros cuidadores trabajaban mucho, pasaban muchas horas fuera o tenían una manera de hacer fría y poco cariñosa? ¿O recordáis vivencias de abuso, maltrato y abandono por parte de vuestros cuidadores?
· Momentos vitales importantes: pensad en 4 o 5 momentos de vuestra vida que os han marcado de forma negativa. Recuerdos que fácilmente os vienen a la cabeza cuando pensáis en las peores experiencias de vuestra vida. Pueden ser desde situaciones más críticas, como accidentes, dolencias, pérdidas, abusos o catástrofes; o vivencias que os han marcado a pesar de no ser tan críticas, como por ejemplo, rupturas, perder el trabajo, discusiones o decepciones con personas próximas, dificultades económicas, etc.

Añadid a cada situación, qué emoción predomina actualmente cuando lo recordáis y qué creencia os viene al pensar en aquella vivencia. Por ejemplo, si hace años sufrí un accidente, la emoción que actualmente aparece cuando pienso en ello es el miedo y la creencia que me provoca es «pude morir y esto me hace pensar en la fragilidad de mi vida».

· Una vez anotado todo a vuestra línea de la vida, estudiadla un rato con atención. Conectad con las distintas vivencias, como si mirarais una película. Finalmente, pensad en si actualmente, alguna de estas situaciones os siguen afectando. Por ejemplo, tenéis muchos miedos y a menudo os viene a la mente aquello que os decían vuestros padres («vigila con esto que te puedes hacer daño»,»no hagas aquello»), o conducís despacio y os invade la angustia cuando pasáis por la zona donde tuvisteis aquel accidente de tráfico, o pensáis que no sois lo suficientemente buenos en el trabajo y os resuena la idea «nunca llegarás en ninguna parte» y resulta que os lo dijo alguien importante para vosotros años atrás. Bienvenidos a vuestra historia personal.

· Aceptar que lo que vuestra historia explica os ha hecho quién sois hoy, en lo bueno y en lo malo. Nadie se vuelve loco, sino que cada uno de vuestros actos o sentimientos, tiene una razón de ser.

Llegado este punto, tenéis que valorar el nivel de interferencia y malestar que esto sigue teniendo en vuestras vidas. Minimizarlo no os ayudará a superarlo, sino que es cómo aquello que dicen «de barrer bajo la alfombra». Tarde o temprano, saldrá. ¿Quizás ha llegado el momento de ponerse en manos de un profesional que os ayude a curar la herida de una vez por todas?

Esperamos que la información que hemos compartido con vosotros y los ejercicios propuestos os ayuden a entender mejor vuestra historia, y si creéis que hay cosas a trabajar, en PsicoSalut Manresa estaremos encantados de daros una atención personalizada para guiaros en este proceso.

Marta Farré

Num. Col·legiat 23.251

La situación que estamos viviendo durante las últimas semanas no está siendo para nada fácil. Se nos ha pedido responsabilidad y en general lo estamos haciendo todo lo bien que podemos, siguiendo las indicaciones del estado y quedándonos a casa. Des de PsicoSalut Manresa queremos darte ánimos y reconocer el esfuerzo que estás haciendo. El confinamiento ha hecho salir a la superficie una serie de emociones en muchos de nosotros: confusión, miedo, tristeza, rabia, frustración, preocupación… No te tienes que sentir mal por el hecho de estar experimentándolas, tienen sentido.

La parte positiva de todo esto, es que las circunstancias nos están permitiendo valorar detalles que, hasta ahora, no teníamos en mucha consideración: un abrazo, quedar para tomar un café, un paseo por el bosque, las comidas con la familia… ¿No son estos pequeños placeres los que nos llenan? Seguramente, si no estuviéramos pasando por una situación como esta, seguiríamos prestando poca atención a las pequeñas cosas de la vida, hasta el punto de casi despreciarlas. El COVID-19 no nos ha dado otra opción que parar, pero esto también nos ha permitido situarnos, mirar el mundo con otros ojos y valorar las necesidades que tenemos como sociedad.

En el ámbito personal, pasa un poco el mismo. A veces necesitamos pasar por momentos difíciles para crecer. Como humanos, tenemos la opción de parar para observarnos, evaluar cómo estamos y qué necesitamos. El artículo de hoy va dedicado a esta necesidad de tomar conciencia y hacer un proceso de introspección.

¿Emociones negativas?

Las emociones son respuestas psicofisiológicas universales e innatas, automáticas, espontáneas y transitorias, que nos permiten regularnos y adaptarnos a nuestro entorno. TODAS tienen su función, de hecho, si nos han acompañado hasta el día de hoy es porque nos han permitido evolucionar como especie. Por lo tanto, no sería demasiado adecuado etiquetarlas como positivas o negativas, aunque no podemos negar que hay de agradables y desagradables.

En el mundo frenético en el cual vivimos, parece que no tengamos tiempo para sentir, y ya ni hablar de experimentar malestar. Cuando las emociones son desagradables, preferimos mirar hacia otro lado o distraernos de alguna manera para esquivarlas. El problema es que si apartamos la mirada ante las emociones que nos provocan incomodidad, nos perdemos su mensaje.

Además, se ha demostrado que las estrategias de evitación, rechazo y supresión emocional son contraproducentes, hasta el punto de generar un efecto contrario al que se busca: intensifican la experiencia emocional desagradable en vez de reducirla (Hervás, 2011; Dalgleish, Yiend, Schweizery Dunn, 2009). Si al dolor que nos provoca esta emoción, le sumamos nuestra resistencia, el resultado que obtenemos es sufrimiento. Acabamos malgastando la energía al evitar el malestar, en vez de aprovecharla para encaminar la situación y buscar soluciones.

¿Cómo podemos gestionar las emociones de manera saludable?

Si evitar aquellas emociones que nos generan malestar no es la solución, ¿Qué nos queda? En este artículo te proponemos una manera diferente de relacionarte con el malestar. Un enfoque para afrontar las emociones desagradables basado en la aceptación, que te puede ayudar a ver las cosas desde otra perspectiva y a tomar acciones basadas en aquello que sientes. La idea no es cambiar ni controlar las emociones desagradables, la intención es modificar la relación que tenemos con ellas. A continuación, te dejamos 4 sencillos pasos para hacerlo, que podrás aplicar cuando se presente una emoción difícil:

1.Lo primero es mostrarse dispuesto/a a sentir. Es importante darse permiso para experimentar esta emoción, dejarle un espacio porque se exprese en el aquí y ahora.

Cuando sientas que estás experimentando una emoción desagradable, hazte esta pregunta: ¿Estoy oponiendo resistencia? Deja de hacer aquello que estés haciendo, busca un lugar tranquilo, haz unas respiraciones profundas y déjate experimentar plenamente la emoción. Una vez hecho esto, toca observarla, distinguirla y comprenderla.

Se trata de mirar aquello que está pasando de forma objetiva, que lo explores con curiosidad, pero sin identificarte en exceso. Busca el equilibrio, no hay que ignorar la emoción, pero tampoco nos tenemos que dejar llevar por esta. Recuerda que tú no eres esta emoción y que tampoco será eterna. Dedícale el tiempo necesario para etiquetarla y poder entender la razón por la cual está aquí.

Pregúntate:

    • ¿En qué parte del cuerpo siento la emoción? ¿Cómo la siento?
    • ¿Qué nombre tendría por mí esto que estoy sintiendo (rabia, miedo, culpa…)?
    • ¿Qué la ha desencadenado? ¿Por qué me siento así?

2.Después, se trata de ver qué es el que te está pidiendo la emoción, y que puedes hacer para liberarla de forma que tenga una influencia positiva para ti y tu entorno.

Estas preguntes te pueden ayudar:

  • ¿Si esta emoción pudiese hablar, qué me diría? ¿Qué querría de mí?
  • ¿Cómo puedo dejarla ir de forma saludable? ¿Tengo que llevar a cabo alguna acción?

Si después de los 3 pasos anteriores todavía tienes dificultades para soltar esta emoción, te puedes preguntar:

  • ¿Qué puedo hacer para relacionarme mejor con esto que estoy sentido? ¿Cómo puedo expresarlo?

Aquí van algunas recomendaciones:

  • Hablar de tus emociones con personas cercanas y de confianza: Te permitirá sentirte apoyado/a, obtener otros puntos de vista y exteriorizarlo.
  • Liberar tensiones a través del deporte: Hay momentos que las emociones nos sobrepasan. Hacer actividad física te puede ayudar a bajar el nivel de activación, y posteriormente, observar aquello que sientes de forma más serena y objetiva.
  • Expresarlas a través del arte: ¿Qué hacemos con aquellas emociones que no podamos o no sabemos expresar? Escribir, dibujar, la música… Pueden ser la respuesta para canalizar el malestar.
  • Practica la meditación: El Mindfulness puede ser una muy buena opción para generar esta distancia saludable con las emociones. Encontrarás multitud de meditaciones guiadas a Youtube o aplicaciones dedicadas exclusivamente a esta técnica.

Esperamos que puedas aplicar estos pasos y te ayuden. Si todo y los consejos todavía tienes dificultades para la gestión emocional, desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados de darte una atención personalizada para guiarte en este proceso.

Para terminar, me gustaría compartir una cita de Viktor E. Frankl:

Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta. En nuestra respuesta radica nuestro crecimiento y nuestra libertad.

Oriol Carbonell

Num. Col·legiat 26.324

Referències

Dalgleish, T., Yiend, J., Schweizer, S., & Dunn, B. D. (2009). Ironic effects of emotion

suppression when recounting distressing memories. Emotion, 9(5), 744e749.

Hervás, G. (2011). Psicopatología de la regulación emocional: el papel de los déficit

emocionales en los trastornos clínicos. Behavioral Psychology/Psicología Conductual,

19, 347-372.

La entrada de esta semana va dedicada a como establecer hábitos para hacer frente a las tareas académicas que se nos plantean para alcanzar el tercer trimestre escolar.

El estado de confinamiento ha provocado una rotura en nuestras rutinas y esto tiene consecuencias en las ganas, la predisposición y la vivencia de ponernos a hacer los deberes, por eso os traemos 3 tips para acabar con la sensación de pausa y afrontar las exigencias académicas que tenemos por delante:

· Ehorario: adquirir un hábito es más fácil si está acotado en un horario. Este horario además de predisponernos por el trabajo, nos ayuda a organizarla y organizarnos nosotros mismos, y también promueve que todos los miembros de la familia dediquemos un rato a llevar a cabo nuestras responsabilidades. Para estructurar este horario podemos utilizar recursos visuales como pizarras blancas o de yeso, y una tabla semanal que podemos imprimir y plastificar; lo que nos permite escribir con rotuladores y borrarlos para plantearnos de nuevo la semana siguiente.

· El espacio: tener un espacio específico para trabajar, estudiar, etc. nos ayuda también a predisponernos mentalmente a hacer tareas. Este espacio, idealmente debe estar libre de distractores como la televisión, el móvil, juguetes, elementos que puedan captar nuestra atención … lo que nos ayudará a concentrarnos en el objetivo académico.

· Pausas: es muy importante que cada ciertos minutos podamos hacer una pequeña pausa. Si nos fijamos en los horarios de las escuelas, los institutos .. las materias se presentan en clases de máximo una hora, y se hacen cambios de aula o de materia una vez pasado este rato. Estas pausas o estos cambios de tarea-materia nos ayudan a mantener nuestra atención en niveles altos y productivos. La atención de las personas tiene una duración limitada en su nivel óptimo, a partir de ésta, el nivel de atención comienza a descender y, si llevamos a cabo tareas que requieren un nivel de atención o que tienen una exigencia de concentración elevada, nos será muy difícil llevarlas a cabo y nos generará frustración. Por lo tanto, cada 30 o 45 minutos es aconsejable hacer pausas de unos 5 minutos y cambiar de materia o tarea. Estas pausas, además, se recomienda que sean lejos de pantallas, ya que nos engancha y nos sería difícil dejar la televisión o el móvil y retomar los deberes o el estudio. Sería favorable hacer un pequeño ejercicio, estiramiento… que nos ayude no sólo a hacer esta pausa si no que además promueva la reactivación de nuestro cuerpo y, por tanto, nuestra mente.

Una buena idea podría ser hacer una postura de yoga en familia en estas pausas y desde PsicoSalut Manresa os proponemos utilizar este dado imprimible: en el momento de hacer la pausa un miembro de la familia (es aconsejable ir variando cada vez) tira el dado y nos preparamos para hacer la postura de yoga que sale. Mientras tiramos, nos preparamos y hacemos la postura de yoga durante unos segundos, ya habrán pasado estos minutitos de pausa y ya podremos reanudar el trabajo!

Deseamos que nuestras recomendaciones os sean de gran utilidad.

Tania Saez

Núm. col·legiada 25.631

 

 

Hoy es el día mundial de la salud mental, y como profesional de este ámbito, me propongo hacerte ver la importancia de cuidar tu salud mental.

Desde siempre, todo el mundo ha hecho un gran «ohhh» cuando le he dicho que era psicóloga, y lo ha acompañado de un «es muy necesario, todos deberíamos ir alguna vez en su vida«. Yo habitualmente contesto «¡cierto!«, Pero aquí termina mi respuesta. Porque estoy segura que si continúo con la conversación y le pregunto porque no va él/ella, la respuesta más probable será «yo no estoy loco/loca» o los más considerados dirán «sí, debería ir, pero no encuentro el momento o qué me dirá que ya no sepa….«. Y es con estas respuestas cuando me entra la rabia y la frustración de pensar que hoy en día, el cuidado de nuestra salud mental no se ha normalizado, y que mi trabajo parece un servicio clandestino del que nadie quiere hablar y tan básico que todo el mundo lo sabe hacer.

Y yo me pregunto, si las personas vamos a infinidad de médicos (dentistas, ginecólogos, urólogos, digestólogos, fisioterapeutas, etc.) para hacer un tratamiento, e incluso en muchos casos para hacer una prevención de futuros problemas, ¿qué problema ha en hacer lo mismo con nuestra mente? Porque si hay una situación que nos altera generando ansiedad y emociones negativas, que nos genera dolores físicos, o que afecta a nuestro bienestar en general, ¿por qué no vamos a un/a psicólogo/a?

Si partimos de la base que nuestra mente es uno de los principales motores de nuestro cuerpo, ¿por que no lo llevamos a revisión de vez en cuando? Nuestra mente es el centro de operaciones del organismo, desde donde interpretamos lo que pasa en nuestro entorno, desde donde nacen nuestras emociones, y desde donde se envían señales al cuerpo para que este reaccione en consonancia. ¿No os parece suficientemente importante para tener un poco de cuidado?

A menudo pensamos que «ya me pasará» o «no es para tanto«, pero de la preocupación más pequeña puede terminar surgiendo un problema.

Soy consciente de que el problema de que pensemos así es muy de base, y aunque el sistema educativo se empiece a dar más importancia a nuestra salud mental, el camino que queda por recorrer es largo.

Hacer un trabajo psicológico, como mínimo uno en la vida, debería ser de obligado cumplimiento.

No nacemos enseñados y lo que hacemos es ir aprendiendo cómo podemos según lo que nos muestra nuestro entorno (padres, madres, hermanos, abuelos y abuelas, amigos, profesores/as, etc.), y según las vivencias que nos tocan vivir. Pero estaréis de acuerdo conmigo, que más de uno de estos modelos suspenderían un examen de inteligencia emocional, y que en más de una situación en la vida, su gestión ha sido nefasta. Así pues, ¿no os gustaría saber porque reaccionáis de esta manera y cambiarlo para que os deje de hacer daño? ¿Queréis esperar a pifiarla más? ¿a que te duela un poquito más? ¿y entonces con prisas esperar que un psicólogo/a haga magia y resuelva el problema en 10 visitas?

Os animo a reflexionar en vuestro estado actual, y preguntaros si:

  • ¿estáis agobiados o estresados?
  • ¿vuestra des/organización diaria os altera?
  • ¿tenéis pensamientos recurrentes que os preocupan?
  • ¿estáis tristes, desanimados, irritables?
  • ¿os apetecen menos las cosas que antes disfrutabais?
  • ¿os parece que lo tenéis todo pero no estáis contentos con la vida?
  • ¿no sabéis cómo sois ni por qué actuáis como lo hacéis?
  • ¡no tenéis una buena relación con los demás?
  • ¿tenéis dolores físicos  y no hay médico que lo resuelva o os dicen que es psicológico?

Pues si la respuesta a alguna de estas preguntas es Sí, tenéis un problema psicológico, y si no vais a un psicólogo/a, estáis cometiendo un gran error. Desde PsicoSalut Manresa, mis compañeros y yo, estaremos encantados de ayudarte. Te animamos a ponerte en contacto con nosotros y poner fin a tus problemas.

Marta Farré Armengol
Col. 23.251