Listado de la etiqueta: pautas

Septimbre suele ir acompañado de momentos de reflexión, cambios, estrés, incerteza y nervios, entre otras muchas cosas. Para muchas personas significa, incluso, el inicio de un año nuevo, ya que es la época de vuelta a la rutina, de emprender nuevos proyectos, de tomar decisiones, delimitar nuevos objetivos, etc. Por este motivo, el nivel de energía que gastamos durante estos días suele ser más alto que el habitual, hecho que convierte esta época del año en un reto en muchos sentidos. Reto ligado a altos niveles de exigencia que pueden llevarnos a un desgaste emocional y físico, y es que, volver a la rutina se puede convertir, en muchas ocasiones, en algo duro y difícil.

Tenemos que tener en cuenta que esta época del año afectará de manera diferente a cada persona, ya que dependerá de las circunstancias y características personales de cada uno. Si que es cierto, pero, que setiembre puede ser un mes de sentimientos encontrados ya que, por un lado, podemos sentirnos tristes y nostálgicos por acabar las vacaciones, saturados por las exigencias del día a día, ansiosos y preocupados, irritables, apáticos, etc. Pero, por otro lado, también podemos sentirnos ilusionados por los nuevos proyectos, motivados, felices o enérgicos y alegres por lo que se aproxima. Este cúmulo de sentimientos y emociones no deja de ser algo difícil de manejar ya que en muchas ocasiones puede ser muy agotador. Con la finalidad de haceros más fácil y amena la vuelta a la rutina, hemos querido compartir con vosotros algunas pautas que explicaremos a continuación.

  • Reorganización de las dinámicas en casa

Antes de volver de lleno a la rutina, sería recomendable poder organizar las pautas y dinámicas. Para hacerlo, podemos desglosar las tareas en pequeñas partes y marcar unos horarios realistas para realizar las actividades y obligaciones. Si vivimos con alguien, podemos hacer el repartimiento de las tareas de casa junto con unos horarios para hacerlas.

  • La importancia de los objetivos

Está muy bien marcarnos nuevos objetivos y/o reorganizar los antiguos para estar motivados con la vuelta de las vacaciones, pero, ¿realmente nos estamos marcando unos objetivos adecuados? Será importante hacer un planteamiento realista y factible de nuestros nuevos propósitos, sino acabará siento contraproducente porque nos frustraremos por no poder asumir todo lo que nos habíamos propuesto inicialmente. Por lo tanto, nuestros objetivos deberán ser concretos, realistas y realizables. Para que cumplan con estas características, deberán de:

    • Estar delimitados por nosotros mismos y en función de nuestras necesidades, gustos e intereses (evitar marcarnos objetivos no sinceros con nosotros mismos o impuestos directa o indirectamente por las necesidades y gustos de las personas de nuestro alrededor), de este modo, nos aseguraremos la motivación necesaria para lograrlos y una actitud positiva mientras lo hacemos.
    • Concretar el máximo posible nuestros objetivos, siendo realistas con nuestra situación personal y con lo que encaja con nuestros horarios y obligaciones. No es lo mismo decir “empezaré a hacer deporte” que decir “mañana me apuntaré al gimnasio X e iré los martes y jueves a entrenar” o “me gustaría hacer inglés” que “haré ingles en X academia los lunes por la mañana”.
    • Plantearnos un objetivo final y desglosarlo en pequeños objetivos (por ejemplo, si el objetivo final es ganar resistencia y conseguir correr 20km de aquí a dos meses, los objetivos pequeños pueden ser correr 5 km cada tres días durante las primeras dos semanas, 10km durante las dos siguientes y así sucesivamente).

 

  • Aprender a priorizar y controlar la implicación:

Será muy importante aprender a priorizar nuestro bienestar, siendo selectivos con aquellas cosas que nos hacen bien y sinceros con los ritmos que podemos seguir. Cuando entramos dentro de la dinámica diaria ponemos el ‘piloto automático’ que en muchas ocasiones nos hace adoptar un ritmo de vida perjudicial para nuestra salud en general. Cuando vamos en ‘automático’ ni siquiera nos planteamos las consecuencias negativas de nuestra rutina ya que actuamos casi por inercia, por lo tanto, será importante no dar por hecho las cosas y aprender a priorizar nuestra salud a la vez que priorizamos planes y objetivos con preguntas como: “¿Realmente esto es tan importante como para tener que hacerlo hoy?, ¿me hace bien saturarme los días con tantas actividades o cosas que hacer?, ¿estoy disfrutando de mi día a día?, ¿qué consecuencias tendré a largo plazo con el ritmo que llevo?”.

Lo mismo sucede con el grado de implicación en los nuevos proyectos y/o dinámicas, será importante aprender a marcar unos límites en cuanto a la implicación empleada identificando hasta dónde es sano para nosotros y a partir de qué momento el nivel de implicación empieza a ser un problema.

  • Hábitos saludables y autocuidado:

Mantener o instaurar hábitos saludables en nuestra vida tendrá una repercusión directa en nuestra salud mental. Durante las vacaciones, solemos abandonar algunos hábitos que teníamos previamente (nos alimentamos peor, cambiamos los horarios de sueño, dejamos de lado la actividad física…) pero será importante recuperarlos de nuevo. Hacer algún tipo de deporte o actividad física, mantener una dieta sana y equilibrada o recuperar nuestras rutinas de sueño son algunos de los hábitos que nos serán beneficiosos.

El autocuidado será otro aspecto clave para nuestro bienestar y para hacernos más amena la vuelta a la rutina, ¡¡no te olvides de ti!! Tenemos que intentar realizar actividades gratificantes o crear espacios para nosotros mismos, evitando focalizar toda la energía únicamente en las obligaciones y exigencias de la vuelta a la rutina. ¡¡Tenemos que permitirnos estos momentos para nosotros!!

  • Mantener aspectos positivos de las vacaciones:

Parece que las cosas que pasan en las vacaciones solo pueden pasar durante las vacaciones, o incluso que la actitud y estado de animo que tenemos durante estos periodos de tiempo solo pueden suceder en esos días concretos, pero, ¿y si intentamos trasladar aquellos aspectos positivos de las vacaciones a nuestra rutina? Os animo a hacer una reflexión sobre: ¿Cuál de aquellas cosas, planes, situaciones, dinámicas, hábitos… que realizabais durante las vacaciones sientes que te hacían bien y puedes replicar e instaurar, dentro de lo posible, en tu rutina diaria? Seguro que si nos paramos a pensar podemos intentar trasladar a nuestra rutina algunos detalles que nos hacían el día más fácil durante nuestras vacaciones.

Por último, no debemos de olvidar que volver a la rutina después de un periodo de descanso supone responder a un gran número de demandas, por lo tanto, es habitual sentirnos estresados. Tenemos que aceptar y normalizar todas estas emociones, sin castigarnos a nosotros mismos por sentirnos saturados, no olvidemos que es un proceso de muchos cambios y más concretamente este año, que llevamos meses con situaciones únicas y especiales que han supuesto un reto para todos nosotros. Por lo tanto, ¡seamos compasivos y amables con nosotros mismos! Es muy importante el lenguaje con el que nos hablamos, aceptemos que no somos maquinas y no podemos con todo, podemos hacernos nuestro día a día más fácil tomando las decisiones correctas y con una actitud positiva ante las cosas que van pasando a nuestro alrededor. ¿Te animas a intentarlo?.

Desde PsicoSalut Manresa esperamos que os ayuden estas pautas a tener una feliz vuelta a la rutina, y estaremos encantados de ayudaros si os estáis encontrando con complicaciones.

Col. Núm. 27.793

Bienvenidas y bienvenidos una semana más al blog de PsicoSalut Manresa.

En esta entrada hablaremos sobre algunas recomendaciones para acompañar las niñas y los niños en la vivencia del miedo que pueden sentir por el retorno a la normalidad después de la crisis del covid-19.

El miedo es una emoción que podemos sentir en cualquier momento de nuestra vida, pero la vivencia y gestión de esta requiere más acompañamiento cuando somos pequeños y estamos aprendiendo habilidades como el conocimiento de las emociones y la regulación de estas.

El miedo en sí es una emoción que, a pesar de que nos genera malestar, es muy valiosa; puesto que es la emoción que nos paraliza ante un posible peligro. Pero, ¿y si este posible peligro no es real o lo tenemos que afrontar?

Estos días de retorno progresivo a la normalidad, puede aparecer miedo a salir a la calle por ser contagiados, caer enfermos… porque es el miedo que los niños han ido escuchando y viviendo durante las últimas semanas, miedo a que los padres salgan de casa a trabajar, miedo a ir a pasear… ¿que podemos hacer para acompañarlos?

1. Primero, aceptar y validar su miedo, ya que es totalmente natural dada la situación que estamos viviendo, y podemos explicar que este miedo tiene una gran función: protegernos. Pero, para protegernos, también tenemos otros métodos como el uso de mascarillas, de guantes, no ir a los parques, no acercarnos a menos de 2 metros a otras personas, etc. y por lo tanto, la prevención y protección la podemos tener a pesar de salir de casa.

2. También podemos mostrarles modelos, es decir, otras personas que hacen aquello que nosotros queremos conseguir. Un gran ejemplo sería mostrar otros niños que salen, otras personas adultas que van con niños protegidos… sin compararlos con estas personas; es decir, intentamos evitar frases como “¡ves, aquel/a niño/a no tiene miedo!” puesto que estariamos despreciando y trivializando sus emociones y vivencias, y esto generará más malestar y una mala gestión (represión) de sus emociones.

3. Por último, es recomendable ofrecer y negociar, del tal forma que sea el niño quien se vea capaz de llevar el paso de afrontar su miedo. Es cierto que hasta los 7 o 8 años, somos los adultos los que tenemos la responsabilidad de tomar las mejores decisiones para nuestros hijos e hijas, teniendo en cuenta que somos los capacitados para tomar las decisiones correctas. Pero puede ser muy positivo hacerlos partícipes de estas con, por ejemplo, ofrecerles acompañar el padre o la madre a comprar unos minutos en vez de obligarlos a salir durante la hora de paseo.

Finalmente y para complementar estas recomendaciones, os queremos presentar una pequeña técnica de respiración que nos ayuda a rebajar ciertos niveles de angustia o desazón.

  1. En una hoja o en nuestra imaginación, dibujamos el símbolo del infinito con dos puntos, uno a cada lado.
  2. Con el dedo (si tenemos un dibujo) o imaginandolo, cogemos aire desde el punto izquierdo de nuestro infinito y hasta el punto derecho.
  3. Soltamos el aire desde el punto derecho del infinito y acabando de repasar la figura hasta el punto izquierdo.
  4. Este dibujo con la respiración se va repitiendo de forma cada vez más lenta y pausada, siendo más consciente de nuestra respiración.
  5. El objetivo es acabar resiguiendo nuestro infinito entre 6 y 10 segundos; es decir, entre 3 y 5 segundos cogiendo aire, y 3 y 5 segundos para soltarlo.

Esta práctica nos ayuda a ser más conscientes y a rebajar nuestra respiración para generar calma y bienestar.

Esperamos que la información que hemos compartido con vosotros y los ejercicios propuestos os ayuden a abordar los miedos de los más pequeños y desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados de poderos ayudar.

Tania Saez

Núm. colegiada 25.631

La entrada de esta semana va dedicada a como establecer hábitos para hacer frente a las tareas académicas que se nos plantean para alcanzar el tercer trimestre escolar.

El estado de confinamiento ha provocado una rotura en nuestras rutinas y esto tiene consecuencias en las ganas, la predisposición y la vivencia de ponernos a hacer los deberes, por eso os traemos 3 tips para acabar con la sensación de pausa y afrontar las exigencias académicas que tenemos por delante:

· Ehorario: adquirir un hábito es más fácil si está acotado en un horario. Este horario además de predisponernos por el trabajo, nos ayuda a organizarla y organizarnos nosotros mismos, y también promueve que todos los miembros de la familia dediquemos un rato a llevar a cabo nuestras responsabilidades. Para estructurar este horario podemos utilizar recursos visuales como pizarras blancas o de yeso, y una tabla semanal que podemos imprimir y plastificar; lo que nos permite escribir con rotuladores y borrarlos para plantearnos de nuevo la semana siguiente.

· El espacio: tener un espacio específico para trabajar, estudiar, etc. nos ayuda también a predisponernos mentalmente a hacer tareas. Este espacio, idealmente debe estar libre de distractores como la televisión, el móvil, juguetes, elementos que puedan captar nuestra atención … lo que nos ayudará a concentrarnos en el objetivo académico.

· Pausas: es muy importante que cada ciertos minutos podamos hacer una pequeña pausa. Si nos fijamos en los horarios de las escuelas, los institutos .. las materias se presentan en clases de máximo una hora, y se hacen cambios de aula o de materia una vez pasado este rato. Estas pausas o estos cambios de tarea-materia nos ayudan a mantener nuestra atención en niveles altos y productivos. La atención de las personas tiene una duración limitada en su nivel óptimo, a partir de ésta, el nivel de atención comienza a descender y, si llevamos a cabo tareas que requieren un nivel de atención o que tienen una exigencia de concentración elevada, nos será muy difícil llevarlas a cabo y nos generará frustración. Por lo tanto, cada 30 o 45 minutos es aconsejable hacer pausas de unos 5 minutos y cambiar de materia o tarea. Estas pausas, además, se recomienda que sean lejos de pantallas, ya que nos engancha y nos sería difícil dejar la televisión o el móvil y retomar los deberes o el estudio. Sería favorable hacer un pequeño ejercicio, estiramiento… que nos ayude no sólo a hacer esta pausa si no que además promueva la reactivación de nuestro cuerpo y, por tanto, nuestra mente.

Una buena idea podría ser hacer una postura de yoga en familia en estas pausas y desde PsicoSalut Manresa os proponemos utilizar este dado imprimible: en el momento de hacer la pausa un miembro de la familia (es aconsejable ir variando cada vez) tira el dado y nos preparamos para hacer la postura de yoga que sale. Mientras tiramos, nos preparamos y hacemos la postura de yoga durante unos segundos, ya habrán pasado estos minutitos de pausa y ya podremos reanudar el trabajo!

Deseamos que nuestras recomendaciones os sean de gran utilidad.

Tania Saez

Núm. col·legiada 25.631

 

 

Hoy es el día mundial de la salud mental, y como profesional de este ámbito, me propongo hacerte ver la importancia de cuidar tu salud mental.

Desde siempre, todo el mundo ha hecho un gran «ohhh» cuando le he dicho que era psicóloga, y lo ha acompañado de un «es muy necesario, todos deberíamos ir alguna vez en su vida«. Yo habitualmente contesto «¡cierto!«, Pero aquí termina mi respuesta. Porque estoy segura que si continúo con la conversación y le pregunto porque no va él/ella, la respuesta más probable será «yo no estoy loco/loca» o los más considerados dirán «sí, debería ir, pero no encuentro el momento o qué me dirá que ya no sepa….«. Y es con estas respuestas cuando me entra la rabia y la frustración de pensar que hoy en día, el cuidado de nuestra salud mental no se ha normalizado, y que mi trabajo parece un servicio clandestino del que nadie quiere hablar y tan básico que todo el mundo lo sabe hacer.

Y yo me pregunto, si las personas vamos a infinidad de médicos (dentistas, ginecólogos, urólogos, digestólogos, fisioterapeutas, etc.) para hacer un tratamiento, e incluso en muchos casos para hacer una prevención de futuros problemas, ¿qué problema ha en hacer lo mismo con nuestra mente? Porque si hay una situación que nos altera generando ansiedad y emociones negativas, que nos genera dolores físicos, o que afecta a nuestro bienestar en general, ¿por qué no vamos a un/a psicólogo/a?

Si partimos de la base que nuestra mente es uno de los principales motores de nuestro cuerpo, ¿por que no lo llevamos a revisión de vez en cuando? Nuestra mente es el centro de operaciones del organismo, desde donde interpretamos lo que pasa en nuestro entorno, desde donde nacen nuestras emociones, y desde donde se envían señales al cuerpo para que este reaccione en consonancia. ¿No os parece suficientemente importante para tener un poco de cuidado?

A menudo pensamos que «ya me pasará» o «no es para tanto«, pero de la preocupación más pequeña puede terminar surgiendo un problema.

Soy consciente de que el problema de que pensemos así es muy de base, y aunque el sistema educativo se empiece a dar más importancia a nuestra salud mental, el camino que queda por recorrer es largo.

Hacer un trabajo psicológico, como mínimo uno en la vida, debería ser de obligado cumplimiento.

No nacemos enseñados y lo que hacemos es ir aprendiendo cómo podemos según lo que nos muestra nuestro entorno (padres, madres, hermanos, abuelos y abuelas, amigos, profesores/as, etc.), y según las vivencias que nos tocan vivir. Pero estaréis de acuerdo conmigo, que más de uno de estos modelos suspenderían un examen de inteligencia emocional, y que en más de una situación en la vida, su gestión ha sido nefasta. Así pues, ¿no os gustaría saber porque reaccionáis de esta manera y cambiarlo para que os deje de hacer daño? ¿Queréis esperar a pifiarla más? ¿a que te duela un poquito más? ¿y entonces con prisas esperar que un psicólogo/a haga magia y resuelva el problema en 10 visitas?

Os animo a reflexionar en vuestro estado actual, y preguntaros si:

  • ¿estáis agobiados o estresados?
  • ¿vuestra des/organización diaria os altera?
  • ¿tenéis pensamientos recurrentes que os preocupan?
  • ¿estáis tristes, desanimados, irritables?
  • ¿os apetecen menos las cosas que antes disfrutabais?
  • ¿os parece que lo tenéis todo pero no estáis contentos con la vida?
  • ¿no sabéis cómo sois ni por qué actuáis como lo hacéis?
  • ¡no tenéis una buena relación con los demás?
  • ¿tenéis dolores físicos  y no hay médico que lo resuelva o os dicen que es psicológico?

Pues si la respuesta a alguna de estas preguntas es Sí, tenéis un problema psicológico, y si no vais a un psicólogo/a, estáis cometiendo un gran error. Desde PsicoSalut Manresa, mis compañeros y yo, estaremos encantados de ayudarte. Te animamos a ponerte en contacto con nosotros y poner fin a tus problemas.

Marta Farré Armengol
Col. 23.251