Listado de la etiqueta: relajacion

Bienvenidas y bienvenidos una semana más al blog de PsicoSalut Manresa.

En esta entrada hablaremos sobre algunas recomendaciones para acompañar las niñas y los niños en la vivencia del miedo que pueden sentir por el retorno a la normalidad después de la crisis del covid-19.

El miedo es una emoción que podemos sentir en cualquier momento de nuestra vida, pero la vivencia y gestión de esta requiere más acompañamiento cuando somos pequeños y estamos aprendiendo habilidades como el conocimiento de las emociones y la regulación de estas.

El miedo en sí es una emoción que, a pesar de que nos genera malestar, es muy valiosa; puesto que es la emoción que nos paraliza ante un posible peligro. Pero, ¿y si este posible peligro no es real o lo tenemos que afrontar?

Estos días de retorno progresivo a la normalidad, puede aparecer miedo a salir a la calle por ser contagiados, caer enfermos… porque es el miedo que los niños han ido escuchando y viviendo durante las últimas semanas, miedo a que los padres salgan de casa a trabajar, miedo a ir a pasear… ¿que podemos hacer para acompañarlos?

1. Primero, aceptar y validar su miedo, ya que es totalmente natural dada la situación que estamos viviendo, y podemos explicar que este miedo tiene una gran función: protegernos. Pero, para protegernos, también tenemos otros métodos como el uso de mascarillas, de guantes, no ir a los parques, no acercarnos a menos de 2 metros a otras personas, etc. y por lo tanto, la prevención y protección la podemos tener a pesar de salir de casa.

2. También podemos mostrarles modelos, es decir, otras personas que hacen aquello que nosotros queremos conseguir. Un gran ejemplo sería mostrar otros niños que salen, otras personas adultas que van con niños protegidos… sin compararlos con estas personas; es decir, intentamos evitar frases como “¡ves, aquel/a niño/a no tiene miedo!” puesto que estariamos despreciando y trivializando sus emociones y vivencias, y esto generará más malestar y una mala gestión (represión) de sus emociones.

3. Por último, es recomendable ofrecer y negociar, del tal forma que sea el niño quien se vea capaz de llevar el paso de afrontar su miedo. Es cierto que hasta los 7 o 8 años, somos los adultos los que tenemos la responsabilidad de tomar las mejores decisiones para nuestros hijos e hijas, teniendo en cuenta que somos los capacitados para tomar las decisiones correctas. Pero puede ser muy positivo hacerlos partícipes de estas con, por ejemplo, ofrecerles acompañar el padre o la madre a comprar unos minutos en vez de obligarlos a salir durante la hora de paseo.

Finalmente y para complementar estas recomendaciones, os queremos presentar una pequeña técnica de respiración que nos ayuda a rebajar ciertos niveles de angustia o desazón.

  1. En una hoja o en nuestra imaginación, dibujamos el símbolo del infinito con dos puntos, uno a cada lado.
  2. Con el dedo (si tenemos un dibujo) o imaginandolo, cogemos aire desde el punto izquierdo de nuestro infinito y hasta el punto derecho.
  3. Soltamos el aire desde el punto derecho del infinito y acabando de repasar la figura hasta el punto izquierdo.
  4. Este dibujo con la respiración se va repitiendo de forma cada vez más lenta y pausada, siendo más consciente de nuestra respiración.
  5. El objetivo es acabar resiguiendo nuestro infinito entre 6 y 10 segundos; es decir, entre 3 y 5 segundos cogiendo aire, y 3 y 5 segundos para soltarlo.

Esta práctica nos ayuda a ser más conscientes y a rebajar nuestra respiración para generar calma y bienestar.

Esperamos que la información que hemos compartido con vosotros y los ejercicios propuestos os ayuden a abordar los miedos de los más pequeños y desde PsicoSalut Manresa estaremos encantados de poderos ayudar.

Tania Saez

Núm. colegiada 25.631

Seguro que todos vosotros os habréis encontrado alguna vez en esta situación. Tienéis algún tipo de dolor aparentemente físico (contracturas musculares, dolor de cabeza, digestiones pesadas, etc.) y acudís al médico. Tras haceros las pertinentes pruebas, os acaba diciendo que no tienéis nada y que el problema no es de base orgánica y que, por tanto, la única razón del síntoma debe ser el malestar psicológico (ansiedad, estrés, tristeza) que puedes estar experimentando.
A menudo cuando nos dicen eso nos quedamos de piedra. Pensamos «¿estoy yo realmente mal?«. Parece ser que sí, y como no paramos, ni nos habíamos dado cuenta.
Os animamos a ser conscientes de la conexión que existe entre vuestro cerebro y vuestro cuerpo. El cerebro y las ramificaciones sensoriales que se extienden por todo el cuerpo trabajan conjuntamente, transmitiendo el estado anímico del cerebro al resto del cuerpo. Por ejemplo, si estamos nerviosos porque tenemos una reunión importante, nos encontraremos moviendo las piernas sentados, encogiéndonos de hombros y tensando las cervicales, cruzando los brazos, presionando la mandíbula, comiendo más deprisa, etc. Mantener este estado de tensión constante, genera unas consecuencias. El cuerpo es como un aparato y si se sobrecalienta, empieza a fallar. Empezamos a sufrir somatizaciones. Por suerte, a menudo estos problemas son temporales y cuando los trabajamos, el síntoma desaparece. Pero si hacemos caso omiso a los avisos de nuestro cuerpo, al final, el síntoma se puede cronificar y convertirse en una enfermedad.
A continuación hablaremos de los síntomas más habituales y de las estrategias que podéis utilizar para evitar somatizar.
¿Cuáles son los síntomas más habituales?
  • Dolores físicos: contracturas musculares, dolor de cabeza, en la espalda, en las extremidades, en las articulaciones, presión en el pecho, dificultades respiratorias, taquicardias, etc.
  • Problemas intestinales: vómitos, diarreas, estreñimiento, digestiones pesadas, pérdida o aumento de peso, boca seca, mal aliento, etc.
  • Disfunción sexual: dolor al tener relaciones, disfunción eréctil, menstruaciones irregulares o dolorosas, etc.
  • Problemas psicológicos: apatía, incapacidad de disfrutar, tristeza, irritabilidad, dificultades de concentración, etc.

¿Y qué puedo hacer para revertir o minimizar los síntomas?

Os recomendamos las siguientes estrategias:

  • Conciencia de vuestro estado psicológico: es muy importante que os deis cuenta de cómo estáis cada cierto tiempo. Funcionamos de manera muy automática, y sin ser conscientes, podemos acumular meses y meses de estrés intenso. Os proponemos un ejercicio que consiste en preguntaros dos o tres veces al día y en diferentes momentos «¿como estoy?«. Si os encontráis en un estado que os genera malestar, deberéis reconducirlo hacía un estado de bienestar.
  • Tomad medidas para reducir el malestar: construir una rutina que sea realista nos puede ayudar mucho a no perder la noción de nuestro estado físico y psicológico. A menudo asumimos más cosas de las que podemos abarcar, por eso os proponemos: por un lado, que os hagáis un horario semanal en el que marquéis las horas de trabajo (¡no os paséis!), las responsabilidades personales (deberes, casa, hijos), y tiempo de ocio. Cada día necesitamos un rato de ocio (mínimo 30 minutos). Por otra parte, listad las cosas que necesitáis hacer, y proponeros una o dos cosas de la lista cada semana.
  • Relajación: buscad un momento para parar diariamente. En ese momento del día que más os ayude (mañana, mediodía, tarde o noche). Parad 10 minutos, centraos en la respiración, en las sensaciones corporales, en la gente que pasa, pero desconectad de los pensamientos negativos.
  • Actividades placenteras: Buscad hacer algo positivo para vosotros cada día (ir a tomar un café con alguien, pasear, escuchar música) y aprovechad los fines de semana para hacer algo más extraordinario (excursión, cine, comer o cenar fuera). Estos momentos positivos funcionarán como antídoto para reducir el peso del malestar.

Esperamos que estos consejos os ayuden a reducir los síntomas físicos caudados por vuestro malestar psicológico, y si creéis que os está costando más de lo normal, os animamos a poneros en contacto con nosotros y desde nuestro centro de psicología PsicoSalut Manresa estaremos encantados de ayudarle.

Marta Farré

Núm. col·legiada 23.251

¿Quién no ha vivido alguna vez una crisis de pareja? Todo el mundo! Y quien diga lo contrario, se está intentando engañar.

Todos los casos que llegan a consulta, llegan cuando ya están al límite, cuando las opciones son: «o hacemos algo o nos separamos». A menudo las parejas vienen frustradas, superadas, y extrañadas de que algo así les pueda estar pasando a ellos. Pues bien, con este post os queremos ayudar a entender mejor las relaciones, a saber qué influye en ellas, y aprender estrategias para superar cualquier crisis.

¿Qué es una crisis de pareja?

Seguramente os imagináis una crisis de pareja como una situación muy trágica, en la que hay muchas discusiones y desacuerdos, pero no siempre tiene que ser así. Una crisis de pareja la podríamos definir como aquella situación en la que una de las dos personas no es feliz con la situación actual, sin necesidad de que haya discusiones.

Los principales síntomas de crisis son:

· Falta de comunicación: la pareja no busca momentos para hablar, no hablan de sus preocupaciones, ni de los malentendidos en pareja.

· Problemas personales: cuando los problemas personales (trabajo, amistades, familia) afectan a la unidad de la pareja.

· Problemas en las relaciones íntimas: cuando las relaciones no son satisfactorias debido a la frecuencia, el placer se experimenta, etc.

· Desacuerdo en creencias personales y en los planes de futuro: cuando una de las dos partes no entiende al otro o no comparte los objetivos de pareja del otro.

· Distanciamiento: la pareja no busca pasar tiempo juntos.

Estas son algunas de las situaciones que cualquier pareja puede vivir en un momento u otro de la relación. De nuevo, que nadie se quiera engañar, todas las parejas pasan por algún descalabro, porque es normal que en la convivencia aparezcan desacuerdos, pero si no se trabajan conjuntamente y se busca solución, seguramente acabarán con la relación de pareja.

Terapia de pareja

Con mis pacientes me gusta plantear las relaciones de pareja metafóricamente como si fueran una empresa. Una pareja esta formada por dos personas que conviven y que quieren llegar a acuerdos. Se parece mucho a una empresa ¿verdad? Un equipo de personas, que deben trabajar juntas para obtener buenos resultados.

Os propongo que penséis en vuestra actitud en el trabajo. Imaginaos las reuniones de equipo, el contacto con los clientes, o la resolución de problemas; pensáis que tieneis la misma actitud que con vuestra pareja? Os avanzamos que es muy difícil. Fuera de casa conseguimos ser empáticos, tolerantes, reflexivos, pacientes, cordiales, asertivos, buscamos acuerdos, entre muchas otras habilidades. ¿Por qué con nuestra pareja nos convertimos en todo lo contrario? Nos cuesta expresarnos, juzgamos, somos intolerantes, tercos, egoístas, orgullosos, etc.

A continuación os proponemos algunas estrategias que os ayudarán a abordar y resolver con eficacia vuestros problemas de pareja:

  1. Escuchar: cuando alguien expresa su malestar, no se lo está inventando. Podemos estar más o menos de acuerdo, pero lo primero debe ser escuchar qué nos quiere transmitir la otra persona. Daos el turno para hablar con tranquilidad cada uno de vosotros.
  2. Empatizar: de nuevo, podemos compartir más o menos las quejas de nuestra pareja, pero intentad entender porque se está quejando. Haced un ejercicio de reflexión sobre qué os está diciendo, haced autocritica y pensad si puedéis mejorar algún aspecto.
  3. No juzgar: etiquetar a vuestra pareja ( «tu eres un egoísta», «siempre estás quejándote») sólo añadirá más leña al fuego. Si tenéis una conversación con vuestra pareja evitad las criticas y evitad ser absolutistas ( «tu eres …», «tú haces …», «siempre …», «nunca …»).
  4. Descripción clara de lo que ha pasado: cuando queráis expresar un problema, relatad cómo lo habéis vivido y cómo os habéis sentido. Por ejemplo, «hoy cuando he llegado a casa, he querido explicarte lo que me había pasado en el trabajo, pero he notado que no me escuchabas y por eso me he enfadado». Esta estrategia ayudará al otro a ser consciente de qué ha pasado, qué nos ha molestado y como nos ha hecho sentir.
  5. Buscar una solución: una discusión nunca debe ser un combate, es decir, nunca debe haber un vencedor. Las discusiones deben ser para resolver los problemas, para aprender, para construir. Por ello, dejead a un lado los reproches y el orgullo, y planteadle a vuestra pareja, como puedéis solucionarlo. Cada uno de vosotros deberá hacer una propuesta para solucionarlo, y deberéis ir acercando posiciones para llegar a un acuerdo (como haríamos en el trabajo ¿verdad?).
  6. No proyectar los problemas personales en la pareja: todos tenemos problemas personales (en el trabajo, en familia, con amigos), pero no debéis pagar con vuestra pareja vuestro malestar. Explicad vuestras preocupaciones a vuestra pareja y pedidle consejo y ayuda.
  7. Analizar de vez en cuando vuestra relación: la fase de enamoramiento, como muchos estudios demuestran, tiene una fecha de caducidad, y lo que nos queda después es el amor a nuestra pareja. Para mantener el amor es importante ir reflexionando sobre qué nos gustaría en nuestra pareja, ya que a medida que el tiempo avanza, los intereses cambian. Buscad introducir cambios, como por ejemplo, hacer cosas para conquistar a vuestra pareja, hablad sobre qué os molesta el uno del otro, hablad de cómo os gustaría que fuera el futuro. Del mismo modo que una empresa necesita su plan de acción para el futuro, una pareja también.

ALERTA! Actitudes intolerables!

A continuación os detallamos algunas actitudes intolerables en nuestra pareja. En caso de que estéis viviendo alguna situación similar, debéis ser conscientes de que la pareja que tenéis no os conviene.

· Maltrato psicológico y/o físico: nadie debe tolerar un maltrato denigrante por parte de su pareja. Amar nunca implica maltratar al otro.

· Engaños, celos, desconfianza, y prohibiciones: las parejas deben hablar de sus problemas y buscar resolverlos, si tu pareja te miente, desconfía de ti, o te controla por celos con prohibiciones, no puedes seguir tolerando estas actitudes.

· Se niega a cambiar: cambiar en una pareja (siempre y cuando sea un cambio a mejor) nunca es un error. La convivencia entre dos personas implica una adaptación, y por tanto, cambios para convivir. Profesionalmente las personas cambian para mejorar ¿verdad? ¿Porque no debería ser igual en la pareja? Si tu pareja se niega a cambiar, no inviertas más tiempo, no es la persona que te conviene.

Si te identificas con esta problemática o crees que alguien cercano a ti se podría encontrar en una situación similar, te animamos a ponerte en contacto con nosotros y desde nuestro centro de psicología en Manresa estaremos encantados de ayudarte.

Marta Farré

Núm col. 23.251