Mitos sobre ir al psicólogo

Mitos sobre ir al psicólogo

A menudo somos conscientes de que hay algo que a nivel psicológico no funciona, sentimos ansiedad, estamos tristes, o repetimos un patrón una y otra vez, y eso nos trae problemas. Sin embargo, a pesar de ser conscientes de que tal vez necesitaríamos ayuda de un profesional, retrasamos el momento de levantar el teléfono y llamar a un psicólogo. Por el contrario, cuando lo tenemos que hacer con algo que tiene que ver con nuestro físico, todas estas reticencias no existen, somos conscientes de que lo que necesitamos es ayuda cuanto antes mejor para solucionar nuestro problema. He aquí, los miedos de ir a terapia y todos los mitos que la rodean. Con este artículo nos proponemos romper mitos y que esto os ayude a tomar la mejor decisión sobre vuestro bienestar psicológico.

Mitos sobre ir al psicólogo

  1. Quién va al psicólogo está loco

Este es el miedo más extendido. Si vas a terapia es porque estás loco, algo grave pasa. Por el contrario, cuando alguien va al fisioterapeuta porque tiene una contractura o al dentista porque le duele la boca, nadie lo infravalora pensando que tiene un grave problema por no conocer todos los músculos y cómo trabajar una contractura, o como curar una caries. En estos casos, somos conscientes de que cuando tenemos un problema tenemos que ir a un profesional que haya estudiado y tenga el conocimiento esencial para corregir nuestro problema. Por el contrario, cuando el problema es psicológico la mayoría de personas se exigen tener conocimientos profesionales sobre el funcionamiento de la mente o las emociones, y herramientas para cambiarlo.

Evidentemente, hay gente con muchas habilidades innatas o el simple hecho de vivir e ir topando con problemas y gente sabia por el camino les va aportando información útil para resolver pequeños problemas, pero se les pueden estar escapando hechos importantes para resolver su problema de raíz, y por tanto, el malestar psicológico se irá repitiendo y repitiendo hasta que no se trate en profundidad. Y aquí es donde aparece el papel del psicólogo. Un profesional que estudia en profundidad la mente humana, con herramientas para ayudar a resolver cada persona sus dificultades según su necesidad y caso particular.

  1. ¿Qué me dirá el psicólogo que yo ya no sepa?

Este es también uno de los mitos más extendidos. Los psicólogos agradecemos muchísimo aquellos casos en los que nuestros pacientes hacen un análisis de lo que les pasa, pero es cierto que muchas veces falta información. ¡Y es normal! ¿Sabrías arreglar un enchufe si nunca os han explicado qué cables hay y cómo se deben conectar? Lo mismo ocurre con la psicología. Hay muchos aspectos a tener en cuenta para solucionar un problema. Es vital conocer el funcionamiento cerebral para validar todo lo relacionado con la sintomatología que presenta el paciente. Y luego hay que saber cómo encaminarlo para solucionarlo; y esto implica que no siempre la manera de solucionarlo será la más obvia, y que de hacerlo así podemos empeorar aún más el caso. Aquí es donde entra el trabajo del psicólogo, con su conocimiento y experiencia encaminará el caso hablando de aquellos hechos importantes por el caso y con las pautas y prioridades necesarias para resolver el caso de manera efectiva y en el tiempo que se requiera.

Esto no quita también que familiares y amigos con una alta inteligencia emocional sean personas que puedan ayudar o contribuir en la mejora de nuestros problemas, pero si no disponen de la formación necesaria se les pueden escapar hechos importantes.

  1. El psicólogo es quien debe solucionar mis problemas

A menudo vamos a terapia y responsabilizamos al terapeuta de nuestra evolución. La conexión con el terapeuta es muy importante, porque sí, es cierto que la mejora empieza por el vínculo que se establece con el profesional, la confianza y complicidad serán la base de un buen tratamiento.

Pero el peso más importante es la voluntad y la actitud del paciente. A menudo aparecen resistencias que uno mismo pone a la terapia (es que no tengo tiempo, es que el coste es elevado, el terapeuta no me encaja o no me entiende). En el momento de ir a terapia se debe pensar que es un proceso que implica un tiempo, un esfuerzo y una motivación para lograr el cambio. Si como pacientes no estamos predispuestos o preparados, la terapia no funcionará.

  1. La terapia no acaba nunca

Os pedimos que penséis en el caso de ir al dietista o a un entrenador personal que os ayude a alcanzar aquella forma física que deseáis. Todos somos conscientes de que estos cambios implican un seguimiento a largo plazo y que los cambios no pasan de un día para otro después de dos o tres sesiones. Con la terapia psicológica pasa lo mismo. Hablar y detectar la base del problema, marcar los objetivos a alcanzar y trabajar las pautas para acercarse al objetivo final implica un tiempo. Y también influyen los ritmos que cada uno tenga durante la terapia o el hecho de que puedan aparecer nuevos problemas a tratar.

Por otro lado, puede haber personas que busquen un seguimiento puntual pero constante durante los años. Cómo hacer un seguimiento médico anual en el que revisas que todo esté bien y buscas recomendaciones para mejorar tu estado actual, pero a nivel psicológico.

  1. El psicólogo obsesiona a hablar de mi pasado

Debemos entender que todos tenemos una historia y que ésta tiene una influencia directa en nuestro estado actual. Nuestra familia, amigos, parejas, o los buenos y malos momentos, determinarán, en cierto grado, nuestra manera de ser. Por ejemplo, si de pequeños os avergonzaron en la escuela, será muy razonable que de adultos os sintáis intimidados por compañeros en el trabajo, o inseguros con la pareja. ¿Verdad que no os sorprende que así sea? Es por ello, que al inicio de la terapia todos los terapeutas exploramos la historia personal de los pacientes.

En la mayoría de los casos, la historia tendrá un papel principal en la mejora del caso, problemas familiares, historias de pareja tóxicas, traumas, etc. y para mejorar el estado actual será imprescindible abordar estas situaciones. Y aquellas personas que vayan a terapia deben asumir que el pasado se abordará a terapia y evitarlo sólo supondría perjudicar la evolución del caso.

En otros casos, la demanda del paciente será sobre algo actual, y en estos casos, la historia pasará a un segundo plano, y el abordaje del caso se centrará en la actualidad y en trabajar pautas para cambiar aspectos recientes.

 

Desde PsicoSalut Manresa esperamos haber clarificado ciertos mitos relacionados con el hecho de ir a terapia y que si teníais alguna duda sobre ir al psicólogo, os hayamos ayudado a resolverlo y animado a ir a terapia. ¡Os podemos asegurar que ir será un gran paso!

Marta Farré

Num. colegiada 23.251

 

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